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19 August 2010

Quiero sentir tus manos acariándome...

Con el pan de tus hijos no se juega.

Quiero sentir tus manos acariándome...

19 August 2010
hactorinto
Con el pan de tus hijos no se juega.
Con el sombrero rojo podemos decir : "Me pongo el sombrero rojo y digo que me parece que esta idea no va ha dar resultado".... ante esta expresión no tenemos porque pedir el "¿por qué?", pues el sombrero rojo nos protege de esta pregunta: ¡Es nuestra opinión! El sombrero rojo cubre dos amplios tipos de sentimiento. En primer lugar, las emociones comunes, que varían desde las fuertes, tales como el miedo y disgusto, hasta las más sutiles como la sospecha. En segundo lugar, los juicios complejos, clasificables en tipos como presentimientos, intuiciones, sensaciones, preferencias y otros tipos no justificables de modo perceptible Hemos visto dos sombreros con características opuestas, ahora pasamos a ver otros dos también opuestos: He aquí un principio reducido a una fórmula. Todo naturalismo en la moral, esto es, toda moral sana, se rige por un instinto vital; algún requisito de la vida es cumplido mediante un determinado canon de "debes" y "no debes", removiéndose así algunos obstáculos del camino de la vida. A la inversa, la moral antinatural, esto es, poco menos que toda moral enseñada, exaltada y predicada hasta ahora, se vuelve precisamente contra los instintos de la vida, implica un repudio, ya solapado o abierto e insolente, de estos instintos. Diciendo "Dios mira el corazón", dice no a las apetencias más bajas y más elevadas de la vida y concibe a Dios como enemigo de la vida... El santo grato a Dios es el castrado ideal... Termina la vida donde empieza el "reino de Dios" ... Quien comprende el ultraje que supone esta sublevación contra la vida, tal como ha llegado a ser casi sacrosanta en la moral cristiana, comprende por fortuna también lo inútil, ficticio, absurdo y falaz de tal sublevación. Todo repudio de la vida de parte de los vivos se reduce, en definitiva, a síntomas de una determinada clase de vida, independientemente que este repudio esté o no justificado. Habría que estar situado fuera de la vida y, por otra parte, conocerla tan bien como cualquiera, como muchos, como todos los que la han vivido, para tener derecho a abordar siquiera el problema del valor de la vida: razones de sobra para comprender que este problema no nos es accesible. Cuando hablamos de valores hablamos bajo la inspiración, la óptica, de la vida; la vida misma nos obliga a fijar valores, valora a través de nosotros, cuando los fijamos... De lo cual se infiere que también esa moral antinatural que concibe a Dios como antítesis y repudio de la vida no es sino un juicio de valor de la vida; ¿de qué vida?, ¿de qué clase de vida? Ya he dado la respuesta: de la vida decadente, debilitada, cansada, condenada. La moral, tal como hasta ahora se la ha entendido, tal como la ha formulado por último también Schopenhauer, como "negación de la voluntad de vida", es el instinto de la décadence que se presenta como imperativo. Dice ella: "¡Sucumbe!"; es el juicio de condenados... Pocos libros han sido leído con tanto afán; todavía ahóra se imprimen en Inglaterra todos los años muchos miles de ejemplares. Dudo de que libro alguno (excepción hecha de la Biblia) haya causado tanto estrago, acortado tantas vidas como este curiosum bien intencionado. Todo por haber confundido su autor el efecto con la causa. Ese buen italiano consideraba su dieta como la causa de su longevidad; cuando lo que pasaba era que la lentitud extraordinaria del metabolismo, el desgaste reducido, resultaba la causa de su dieta frugal. No estaba en libertad de comer poco o mucho; su frugalidad no era un "libre albedrío"; el hombre enfermaba si comía más. Mas a todo el que no es un pez de sangre fría no sólo le conviene, sino que le hace falta comer bien. El erudito de nuestro tiempo, con su rápido desgaste de energía nerviosa, se arruinaría si adoptase el régimen de Cornaro. Crede experto. Emerson: Mucho más esclarecido, inquieto, polifacético y refinado que Carlyle; sobre todo, más feliz... Se alimenta instintivamente con ambrosía dejando lo indigesto de las cosas. En comparación con Carlyle, un hombre de buen gusto. Carlyle, quien lo apreciaba mucho, decía de él: "A nosotros no nos da bastante de comer", observación que acaso sea cierta, pero no en detrimento de Emerson. Tiene éste esa alegría serena, afable y espiritual que desmonta toda seriedad; ignora lo viejo que es y lo joven que será aún; podía haber dicho de sí, repitiendo palabras de Lope de Vega: "Yo me sucedo a mí mismo." Su espíritu siempre encuentra razones para estar contento y aun agradecido, y a veces roza la alegre y serena trascendencia de ese buen hombre que volvió de una cita de amor tanquam re tiene gesta: "Ut desint vires-dijo agradecido-, tamen est laudanda voluptas." Anti-Darwin. Por lo que se refiere a la famosa "lucha por la existencia", me parece, por lo pronto, más sostenida que demostrada. Se da, sí; pero como excepción. El aspecto total de la existencia no es el apremio, el hambre, sino, por el contrario, la riqueza, la abundancia y aun el derroche absurdo; donde se lucha, se lucha por poder... No se debe confundir a Malthus con la Naturaleza. Mas suponiendo que se dé esta lucha-y se da, en efecto-, su desenlace es, por desgracia, justamente el contrario del que desea la escuela darwinista, desfavorable a los fuertes, los privilegiados, los excepcionales. Las especies no progresan en el sentido del perfeccionamiento; una y otra vez los débiles dan cuenta de los fuertes, por ser la abrumadora mayoría y también por ser más inteligentes... Darwin se olvidó del espíritu (¡gesto típicamente inglés!). Los débiles tienen más espíritu... Hay que tener necesidad de espíritu para adquirir espíritu; se pierde si no se le necesita. Quien tiene la fuerza prescinde del espíritu ("¡déjalo!-se piensa ahora en Alemania-; el Reich ha de quedar" ... ). Como se ve, yo entiendo por espíritu la prudencia, la astucia, la paciencia, la simulación, el gran dominio de sí mismo y todo lo que es mimetismo (éste comprende gran parte de la llamada virtud). Casuística de sicólogo. He aquí un conocedor de los hombres; ¿para qué estudia a los hombres? Quiere asegurarse pequeñas o grandes ventajas sobre ellos; ¡es un político! ... Aquel otro también es un conocedor de los hombres y no con fines egoístas. ¡Miradlo más de cerca! ¡Tal vez busque incluso una ventaja más grave: la de sentirse superior a los hombres, tener derecho a mirarlos por encima del hombro, distanciarse de ellos. Este "impersonal" desprecia a los hombres; aquel otro es la más humana de las dos especies, aunque la evidencia parezca demostrar lo contrario, pues, al menos, trata a los hombres en un plano de igualdad, sintiéndose como uno de ellos... El tacto sicológico de los alemanes aparece puesto en tela de juicio por una serie de casos que mi modestia me impide enumerar. En un determinado caso no habrá de faltarme un magno motivo para fundamentar mi tesis: reprocho a los alemanes haberse equivocado con Kant y con la que yo llamo "filosofía de las traspuertas" ; esto ciertamente no fue un dechado de probidad intelectual. Otra cosa que me saca de quicio es el fatal "y": los alemanes dicen "Goethe y Schiller"; temo que hasta digan "Schiller y Goethe"... ¿Todavía no se sabe quién fue Schiller? No es éste, por cierto, el "y" más grave; yo mismo he oído, en verdad que sólo de labios de profesores de Universidad, "Schopenhauer y Hartmann"... El criminal y lo que es afín. El criminal es el tipo del hombre fuerte bajo condiciones desfavorables, un hombre fuerte enfermo. Le falta la "selva", cierta naturaleza y forma de existencia más libres y peligrosas, donde esté justificado todo lo que es arma y armadura en el instinto del hombre fuerte. Sus virtudes están proscritas por la sociedad; sus impulsos más vivos no tardan en ligarse con los afectos depresivos, con el recelo, el miedo y el deshonor. Mas esto es casi la receta para la degeneración fisiológica. Quien hace subrepticiamente lo que mejor sabe hacer y que más le gustaría hacer, con sostenida tensión, cautela y astucia, se vuelve anémico, y como sus instintos siempre le valen tan sólo peligro, persecución y fatalidad, también su sentir se vuelve contra estos instintos los siente de manera fatalista. En la sociedad, nuestra sociedad mansa, mediocre y castrada, es donde el hombre natural, que viene de la montaña o de las aventuras del mar, degenera necesariamente en criminal... O casi necesariamente, pues casos hay en que tal hombre resulta ser más fuerte que la sociedad. El corso Napoleón es el más famoso de ellos. Respecto al problema que aquí se plantea, es importante el testimonio de Dostoievsky, el único sicólogo, dicho sea de paso, que tuvo algo que enseñarme, constituyendo una de las venturas más sublimes de mi vida, en mayor grado aún que el descubrimiento de Stendhal. Este hombre profundo, quien tuvo diez veces razón de despreciar a los alemanes superficiales, sintió a los presidiarios siberianos, con los que convivió durante largo tiempo, criminales sin excepción, para los cuales no había retorno -posible al seno de la sociedad, a pesar de lo que Dostoievsky supusiera: tallados poco más o menos en la madera más dura y preciosa que crece en tierra rusa. Generalicemos el caso del criminal; imaginemos a hombres a los que por cualquier razón se niega la sanción pública y que saben que no se los tiene por útiles: ese sentimiento tshandala de saberse considerado no como un igual, sino como proscrito, indigno e impuro. Todos los pensamientos y actos de estos hombres ostentan el color de lo que vive bajo tierra; en ellos todo se torna más pálido que en aquellos cuya existencia está bañada en la luz del día. Mas casi todas las formas de existencia que hoy exaltamos-el carácter científico, el artista, el genio, el espíritu libre, el actor, el mercader, el gran descubridor se desenvolvieron en un tiempo en esta especie de lobreguez sepulcral... Mientras el sacerdote era reputado el tipo más alto, todo tipo humano valioso estaba desvalorizado... Día llegará, lo prometo, en que se lo reputará el tipo más bajo, nuestro tshandala, el tipo humano más mendaz e indecente... Llamo la atención sobre el hecho de que todavía hoy, bajo el régimen de las costumbres más suaves que se ha dado jamás, por lo menos en Europa, todo aparte, todo debajo prolongado, excesivamente prolongado, toda forma de existencia insólita, opaca, aproxima a ese tipo que el criminal representa. Todos los innovadores del espíritu llevan durante un tiempo estampado en la frente el signo fatal y fatalista del tshandala; no porque se los sienta como tales, sino porque ellos mismos sienten el pavoroso abismo que los separa de todo lo tradicional y sancionado. Casi todos los genios conocen como una de sus evoluciones la "existencia catilinaria", un sentimiento de odio, venganza y rebeldía dirigido contra todo lo que ya es, en vez 'de devenir... Catilina; la forma de preexistencia de todo César. Aquí la vista es libre. Puede ser riqueza de alma si un filósofo calla; puede ser amor si se contradice a sí mismo; cabe una cortesía mentirosa del cognoscente. No dejan de tener un sentido sutil estas palabras: el est indigne des grands coeurs de répandre le trouble, qu'ils ressentent; sólo cabe agregar que no temer ni a lo más indigno puede también ser grandeza del alma. La mujer que ama sacrifica su honor; el cognoscente que "ama" sacrifica acaso su humanidad; un dios que amó se hizo judío...
Estar a lo que salga.
Un ejemplo característico de cómo el tiempo de producción puede desviarse del tiempo de trabajo lo ofrece la fabricación de hormas para zapatos en los Estados Unidos. Una parte importante de los gastos de esta industria se debe a la necesidad de tener la madera almacenada en los secaderos hasta dieciocho meses, para evitar que luego las hormas se ladeen, se deformen. Durante todo este tiempo, la madera descansa, no sufre ningún otro proceso de trabajo. Por consiguiente, el período de rotación del capital invertido en esta industria no se halla determinado solamente por el tiempo requerido para la fabricación de las mismas hormas, sino también por el tiempo durante el cual se inmoviliza esperando a que se seque la madera. Este capital permanece durante dieciocho meses en el pro­ceso de producción, antes de poder entrar en el verdadero proceso de trabajo. Este ejemplo demuestra, además, que los plazos de rotación de las distintas partes de capital global circulante pueden diferir por razones ajenas a la órbita de la circulación y relacionadas con el proceso de producción. Barcelona putas Sí, por el contrario, el precio del producto experimenta una subida, se apropiará, tomándola de la circulación, una parte del capital que no había sido desembolsado. No se trata de una parte orgánica del capital desembolsado en el proceso de producción; sí la producción no se amplía, esta parte constituye, por tanto, un capital-dinero disponible. Como partimos del supuesto de que los precios de los elementos del producto se hallan fijados antes de que éste aparezca en el mercado como capital-mercancías, puede ocurrir que la subida de precio responda a un verdadero cambio de valor, siempre y cuando que actúe retrospectivamente, como ocurre por ejemplo cuando las materias primas aumenten de valor a posteriori. En este caso, el capitalista X saldría ganando por un doble concepto: en el producto circulante como capital-mercancías y en su reserva de producción. Esta ganancia suministrará un capital adicional, capital que ahora le será necesario para seguir explotando su industria, ante la subida de precios de los elementos de producción. BCN putas Segundo. El obrero -y esto se halla relacionado con la primera distinción- lo mismo en B que en A, paga los medios de subsistencia por él comprados con el capital variable, que en sus manos se convierte en medio de circulación. No se limita por ejemplo, a sustraer al mercado trigo, sino que lo repone con un equivalente en dinero. Pero, como el dinero con que el obrero, en B, paga sus medios de subsistencia y los sustrae al mercado no es la forma-dinero de un producto de valor lanzado por él al mercado durante el año, como ocurre en el caso A, entrega al vendedor de su medios de subsistencia dinero, pero no le entrega una mercancía -medio de producción o medio de vida- que éste pueda comprar con el dinero rescatado, como ocurre por el contrario en A. Se sustraen, pues, al mercado fuerza de trabajo, medios de subsistencia para esta fuerza de trabajo, capital fijo bajo la forma de los medios de trabajo empleados en B y materiales de producción. Y para reponer todo eso se lanza al mercado un equivalente en dinero, pero no se lanza durante el año ningún producto para reponer los elementos materiales del capital productivo sustraídos al mercado. Chicas Por consiguiente, no son simples entrelazamientos de metamorfosis de la circulación de mercancías, comunes a los actos de la circulación del capital y a los de cualquier otra circulación de mercancías, los que indican cómo se sustituye mutuamente en el proceso circulatorio -tanto con respecto al capital como con respecto a la plusvalía -las distintas partes integrantes del capital global de la sociedad de los capitales individuales no son más nuestros tantos elementos de funcionamiento independiente; esto requiere otro tipo de investigación. Hasta ahora, los autores se han contentado con pronunciar a este propósito algunas frases que, analizadas de cerca, se ve que sólo contienen ideas vagas, basadas exclusivamente en los entrelazamientos de metamorfosis pertenecientes a la circulación de mercancías en general. Señoritas de compañía en Barcelona
No debemos, pues, intentar rehuir la dificultad mediante evasivas más o menos plausibles. Putas de lujo en Madrid Los dos capitales (capital I, el desembolsado para el primer de trabajo, y capital adicional II, que funciona durante el de circulación del capital I) se suceden en sus movimientos, sin confundirse entre sí. Por eso, exceptuando el primer período, cada uno de estos dos capitales se desembolsa exclusivamente para su propio período de producción. Supongamos que el período de rotación es, como en los ejemplos anteriores, de 9 semanas, dividido por mitades de 4½ semanas entre período de trabajo y período de circulación: Partiendo de esta base tendremos el siguiente esquema anual: valencia Chicas La apropiación de la plusvalía -del valor que queda después de cubrir el equivalente del valor desembolsado por el capitalista-, aunque se inicia con la compra-venta de la fuerza de trabajo, es un acto que se efectúa dentro del mismo proceso de producción y que constituye una fase esencial de éste. masajistas Barcelona Esta parte del valor-capital plasmada en medios de trabajo circula lo mismo que cualquier otra. Hemos visto, en términos generales, que todo el valor-capital se halla constantemente en circulación y que, por tanto, en este sentido, todo capital es capital circulante. Pero la circulación de esta parte del capital a que aquí nos referimos presenta un carácter peculiar. En primer lugar, no circula en su forma útil, pues lo que circula es simplemente su valor, y circula, además, gradualmente, fragmentariamente, a medida que se va transfiriendo al producto que circula como mercancías. Durante todo el tiempo que funciona, una parte de su valor permanece fijada en él, con existencia independiente frente a las mercancías que contribuye a producir. Esta característica peculiar da a esta parte del capital constante su forma de capital fijo. Todos los demás elementos materiales integrantes del capital desembolsado en el proceso de producción forman, por oposición a aquél, el capital circulante. Acompañantes relax Barcelona En la medida en que cada uno de estos ciclos se considera como forma especial del movimiento que recorren diversos capitales industriales individuales, esta diferencia sólo existe, en efecto, como algo puramente individual. Pero, en realidad, todo capital industrial individual aparece bajo las tres formas al mismo tiempo. Los tres ciclos, las formas de reproducción de las tres modalidades del capital, se desarrollan continuamente de un modo paralelo. Una parte del valor-capital que ahora funciona, por ejemplo, como capital-mercancías se convierte en capital-dinero, pero al mismo tiempo que esto ocurre, otra parte sale del proceso de producción y entra en la circulación como nuevo capital-mercancías. De este modo, se describe constantemente la forma cíclica M'... M'; y lo mismo ocurre con las otras dos formas. La reproducción del capital en cada una de sus formas y en cada una de sus fases presenta la misma continuidad que la metamorfosis de estas formas y el curso sucesivo a través de las tres fases. Por tanto, aquí el ciclo en su conjunto constituye una unidad real de sus tres formas. Callgirls Barcelona El sitio disponible juega aquí un papel capital. A algunos edificios se les pueden agregar pisos, otros tienen que ampliarse en extensión, lo que requiere más terreno. En la producción capitalista se derrochan, por una parte, muchos recursos y, por otra, se realizan muchas extensiones contraproducentes de superficie de esta clase (perjudicando en parte a la fuerza de trabajo) cuando se trata de ampliar gradualmente las industrias, porque nada se realiza con sujeción a un plan, sino que todo depende de circunstancias, de medios, etc., infinitamente variados de que dispone el capitalista individual. Y esto se traduce en un gran despilfarro de las fuerzas productivas. puta en barcelona
el mismo dinero cambia dos veces de lugar; el capitalista lo recibe primero como vendedor y se desprende de él como comprador; la transformación de la mercancía en forma dinero sólo sirve para convertirla nuevamente de la forma-dinero en la forma mercancía; por tanto, la forma dinero del capital, su existencia como capital-dinero, es, en este proceso, un factor llamado a desaparecer; o, dicho de otro modo, el capital-dinero, mientras el proceso está en marcha, sólo actúa como medio de circulación cuando sirve de medio de compra; cuando aparece como medio de pago es, exclusivamente, cuando los capitalistas realizan compras mutuas entre sí; es decir, cuando se trata, simplemente, de saldar la diferencia. bellezacordobesa El almacenamiento de mercancías sólo es normal en cuanto es condición de la circulación de mercancías y una forma necesaria dentro de ésta misma; en cuanto este aparente estancamiento es, por tanto, forma de la misma circulación, del mismo modo que la formación de una reserva de dinero es condición de la circulación monetaria. En cambio, cuando las mercancías almacenadas en receptáculos circulatorios no dejan sitio a la nueva oleada de la producción que viene detrás y cuando, por consiguiente, los almacenes se hallen abarrotados hasta el exceso, el almacenamiento de mercancías se extiende a consecuencia del estancamiento de la circulación, del mismo modo que crecen los tesoros al estancarse la circulación del dinero. No importa, para estos efectos, que el estancamiento se produzca en los depósitos del capitalista industrial o en los almacenes del comerciante. En este caso, el almacenamiento de mercancías no es condición de la venta ininterrumpida, sino consecuencia de la imposibilidad de dar salida a las mercancías mediante su venta. Los gastos son los mismos; pero como ahora brotan simplemente de la forma, es decir, de la necesidad de convertir las mercancías en dinero y de la dificultad de operar esta metamorfosis, no se incorporan al valor de la mercancía, sino que representan deducciones, pérdidas de valor en la realización de ésta. Sin embargo, la modalidad normal y la anormal del almacenamiento no se distinguen en cuanto a la forma; ambas representan, además, estancamientos de la circulación, y esto hace que ambos fenómenos puedan confundirse y engañar a los mismos agentes de la producción, tanto más cuanto que el proceso de circulación de su capital puede seguir su curso, para el productor, aunque se estanque el proceso de circulación de sus mercancías, una vez que éstas pasan a manos de los comerciantes. Y al aumentar el volumen de la producción y del consumo aumenta también, si las demás circunstancias permanecen invariables, el volumen de las mercancías almacenadas. Estas son renovadas y absorbidas con la misma rapidez, pero su volumen es mayor. El volumen de las mercancías almacenadas, incrementado por el estancamiento de la circulación, puede, pues, fácilmente confundirse con un síntoma de la ampliación del proceso de reproducción, sobre todo a partir del momento en que el desarrollo del sistema de crédito permite mixtificar el movimiento real. Sexo con chicas en Barcelona
No ser de recibo.
Como forma constantemente implícita en todos los ciclos, el capital-dinero recorre este ciclo precisamente respecto a la parte del capital que engendra la plusvalía, respecto al capital variable. La forma normal de adelantar los salarios es el pago en dinero; y este pago tiene que renovarse constantemente a corto plazo, porque el obrero vive al día. Por eso el capitalista tiene que enfrentarse constantemente con el obrero como capitalista de dinero y su capital como capital-dinero. Aquí no cabe, como en la compra de los medios de producción y en la venta de las mercancías productivas, una compensación directa o indirecta (en la que la gran masa del capital-dinero sólo figura, de hecho, bajo forma de mercancías y el dinero bajo forma de dinero aritmético, desembolsándose en metálico solamente la cantidad necesaria para compensar los saldos). Por otro lado, una parte de la plusvalía procedente del capital variable es desembolsada por el capitalista para su consumo privado en el comercio al por menor, en cuyos recovecos se desembolsa siempre en metálico, bajo la forma-dinero de la plusvalía. La cuantía, grande o pequeña, de esta parte de la plusvalía no hace cambiar para nada la cosa. El capital variable reaparece constantemente como capital-dinero invertido en salarios (D-T) y como plusvalía que se desembolsa para atender a las necesidades privadas del capitalista. Por consiguiente, tanto D, en cuanto valor del capital variable desembolsado como d, en cuanto su incremento, se ven necesariamente retenidos ambos en forma de dinero para ser invertidos bajo la misma forma. escort catalana Al mismo recurso, el de la castración, extermina­ción, apelan instintivamente, en la lucha contra tal apetito, aquellos que son demasiado débiles de volun­tad, demasiado degenerados para refrenarlo; aquellos que alegóricamente (y no alegóricamente) necesitan hablar de la Trappe, alguna categórica declaración de guerra, un divorcio establecido entre ellos y tal pasión. Sólo los degenerados tienen necesidad de re­medios radicales: la debilidad de la voluntad, más exactamente, la incapacidad para no responder a un estímulo, no es sino una forma distinta de la degene­ración. La enemistad radical, mortal hacia la sensua­lidad, es un síntoma que da mucho que pensar; per­mite sacar conclusiones respecto al estado total de la persona que llega a tal extremo. Por lo demás, esa enemistad, ese odio, sólo se exacerba a tal punto si tales personas ni siquiera., tienen ya energías suficien­tes para efectuar la cura radical, expulsar su "demo­nio". Pasando revista a toda la historia de los sacer­dotes y filósofos, aparte la de los artistas, se com­prueba que las diatribas más violentas contra los sentidos parten no de los impotentes, ni tampoco de los ascetas, sino de los ascetas fallidos, de aquellos que debieron ser ascetas... hostesses el capital-dinero se invierte en una suma equivalente de mercancías, T y Mp. Estas mercancías no funcionan de nuevo como mercancías, como artículos de venta. Su valor existe ahora, en manos de su vendedor, del capitalista, como valor de su capital productivo, P. Y en la función de P, al consumirse productivamente, se convierten en una clase de mercancías materialmente distintas de los medios de producción, en hilo, en una mercancía en la que su valor no sólo se mantiene, sino que se acrecienta, pasando de 422 libras esterlinas a 500. Con esta metamorfosis real, las mercancías retiradas del mercado en la primera fase D-M son sustituidas por otras distintas de ellas en cuanto a la materia y en cuanto al valor y que ahora funcionan como mercancías, debiendo, por tanto, convertirse en dinero y ser vendidas. Aquí, el proceso de producción sólo aparece, por consiguiente, como una interrupción del proceso de circulación del valor-capital, que hasta ahora sólo ha recorrido la primera fase, D-M. No recorre la segunda y última fase, M-D, hasta que M se transforma en cuanto a la materia y en cuanto al valor. Pero, en lo que se refiere al valor-capital, considerado de por sí, sólo sufre, en el proceso de producción, una modificación de su forma de uso. En T y Mp existía bajo la forma de 422 libras esterlinas de valor; ahora, existe bajo la forma de 422 libras esterlinas de valor correspondientes a 8,440 libras de hilo. Si nos limitamos, pues, a examinar las dos fases del proceso de circulación del valor-capital considerado separadamente de su plusvalía, vemos que atraviesa 1) por D-M y 2) por M-D, en la que la segunda M reviste una forma útil distinta, pero representa el mismo valor que la primera; por tanto, D-M-D, es una forma de circulación que, por virtud del doble cambio de lugar de la mercancía en sentido opuesto, por virtud de la transformación del dinero en mercancía y de ésta en dinero, determina necesariamente el retorno del valor desembolsado como dinero a su forma-dinero: su reversión a dinero. bcn girls Una determinada categoría de patronos se reservaba también esta vez, como todas, una serie de privilegios señoriales sobre los niños proletarios. Aludimos a los fabricantes de seda. En 1833 habían vociferado amenazadoramente que "si se les arrebataba la libertad de hacer trabajar a los niños de cualquier edad durante 10 horas diarias cerrarían sus fábricas" (if the liberty of workiang children of any age for 10 hours a day was taken away, it would stop their works). Alegaban que les era imposible adquirir la cantidad suficiente de niños mayores de 13 años. Gracias a esto, arrancaron el ansiado privilegio. Luego, en una investigación ulterior, resultó que el pretexto que se alegaba era una mentira descarada,139 lo cual no impidió que estos patronos se pasaran diez años estrujando seda durante 10 horas diarias de la sangre de unos miles de niños pequeños, a quienes, había que poner de pie encima de una silla para que pudiesen ejecuta su trabajo.140 La ley de 1844, si bien les "arrebataba" la "libertad" de explotar más de 6 horas y medía diarias a los niños menores de 11 años., les concedía en cambio el privilegio de estrujar durante 10 horas al día a los niños mayores de 11 y menores de 13, derogando el deber escolar prescrito para otros niños obreros. Esta vez, el pretexto era que "la delicadeza del tejido exigía una suavidad de dedos que sólo podía conseguirse entrando en la fábrica en edad muy temprana".141 Por la suavidad de sus dedos se llevaba a los niños al matadero, como al ganado en el sur de Rusia por la pelleja y el sebo. Por fin, en 1850 se limitó a los departamentos de torcido y devanado de seda el privilegio concedido por la ley de 1844, si bien aquí, para resarcir un poco al capital por aquel despojo de su "libertad", se elevaba de 10 horas a 10 horas y medía la jornada de trabajo de los niños mayores de 11 años y menores de 13. Pretexto: que "el trabajo, en las fábricas de seda, era más fácil que en las demás fábricas y mucho menos nocivo para la salud".142 Una investigación médica oficial vino a demostrar, andando el tiempo, que ocurría al revés, que "el grado medio de mortalidad en los distritos sederos era extraordinariamente alto, más alto incluso que en los distritos algodoneros de Lancashire respecto a la parte femenina de la población".143 Y a pesar de las protestas de los inspectores de fábrica, protestas que se reiteran cada seis meses, este abuso sigue en pie lo mismo que el primer día.144 acompañantes bilbao Por tanto, si, de una parte, el empleo capitalista de la maquinaria crea nuevos motivos poderosos que determinan la prolongación desmedida de la jornada de trabajo, a la par que revoluciona los mismos métodos de trabajo y el carácter del organismo social de trabajo en términos que rompen la resistencia que a esta tendencia se opone, de otra parte, poniendo a disposición del capital sectores de la clase obrera que antes le eran inaccesibles y dejando en la calle a los obreros desplazados por la máquina, produce una población obrera sobrante,69 que no tiene más remedio que someterse a la ley impuesta por el capital. Así se explica ese singular fenómeno que nos revela la historia de la industria moderna, consistente en que la máquina eche por tierra todas las barreras morales y naturales de la jornada de trabajo. Y así se explica también la paradoja económica de que el recurso más formidable que se conoce para acortar la jornada de trabajo se trueque en el medio más infalible para convertir toda la vida del obrero y de su familia en tiempo de trabajo disponible para la explotación del capital. "Si las herramientas -soñaba Aristóteles, el más grande de los pensadores de la Antigüedad-, obedeciendo a nuestras órdenes o leyendo en nuestros deseos, pudiesen ejecutar los trabajos que les están encomendados, como los artefactos de Dédalo, que se movían por sí solos, o los trípodes de Hefestos, que marchaban por su propio impulso al trabajo sagrado; si las canillas de los tejedores tejiesen ellas solas, como esos mecanismos, el maestro no necesitaría auxiliares ni el señor esclavos."70 Y Antipatros, un poeta griego de la época de Cicerón, saludaba el invento del molino de agua para triturar el trigo, forma elemental de la maquinaria de producción, como al libertador de las esclavas y creador de la edad de oro.71 "¡Los paganos, ah, los paganos!" Ellos, como ha descubierto el ingenioso Bastiat y ya había entrevisto antes que él, con su listeza todavía mayor, MacCulloch, no sabían una palabra de economía política ni de cristianismo. No sabían, entre otras cosas, que la máquina era el recurso más infalible para prolongar la jornada de trabajo. Ellos disculpaban acaso la esclavitud de unos como medio para facilitar el pleno desarrollo humano de otros, pero carecían todavía de ese órgano específicamente cristiano que permite predicar la esclavitud de las masas para que unos cuantos arribistas zafios o semicultos se conviertan en "eminent spinners", "extensive sausage makers" o "influential shoc black dealers".(84) girlsmarbella.com No podemos estudiar todavía aquí la revolución que la gran industria provoca en la agricultura y en las condiciones sociales de sus agentes de producción. Por el momento, nos limitaremos a apuntar brevemente algunos de los resultados, que podemos dar ya por descontados. Sí en la agricultura el empleo de la maquinaria está, en gran parte, exento de los perjuicios físicos que infiere al obrero fabril,239 las máquinas agrícolas actúan de un modo todavía más intensivo y sin chocar, de rechazo, con la "eliminación" de obreros. Así, por ejemplo, en los condados de Cambridge y Suffolk el área del suelo cultivado se ha extendido considerablemente du­rante los últimos veinte años, mientras que durante este mismo pe­ríodo la población rural disminuye, no sólo en términos relativos, sino también en términos absolutos. En los EE.UU. de América, la maquinaria agrícola se limita, por el momento, a sustituir vir­tualmente a los obreros; es decir, permite al productor cultivar una superficie mayor, pero sin desalojar de un modo efectivo a los obre­ros empleados. En Inglaterra y Gales, el número de personas ocu­padas en 1861 en la fabrícaci6n de máquinas agrícolas era de 1,034; en cambio, la cifra de los obreros agrícolas que trabajaban en las máquinas de vapor y de labor sólo era de 1,205. Madrid escort Las categorías económicas que hemos estudiado dejan también su huella histórica. En la existencia del producto como mercancía van implícitas condiciones históricas determinadas. Para convertirse en mercancía, es necesario que el producto no se cree como medio directo de subsistencia para el propio productor. Sí hubiéramos se­guido investigando hasta averiguar bajo qué condiciones los pro­ductos todos o la mayoría de ellos revisten la forma de mercancía, habríamos descubierto que esto sólo acontece a base de un régimen de producción específico y concreto, el régimen de producción capi­talista. Pero esta investigación no tenía nada que ver con el análisis de la mercancía. En efecto, puede haber producción y circulación de mercancías aunque la inmensa mayoría de los artículos producidos se destinen a cubrir las propias necesidades de sus productores, sin convertirse por tanto en mercancías, es decir, aunque el proceso social de la producción no esté presidido todavía en todas sus partes por el valor de cambio. La transformación del producto en mercancía lleva consigo una división del trabajo dentro de la sociedad tan desarrollada, que en ella se consuma el divorcio entre el valor de uso y el valor de cambio, que en la fase del trueque directo no hace más que iniciarse. Pero esta fase de progreso se presenta ya en las más diversas formaciones económicas sociales de que nos habla la historia.


I. Supongamos que varía el valor del lienzo21 sin que el valor de la levita sufra alteración. Al duplicarse el tiempo de trabajo necesario para producir el lienzo, por efecto, supongamos, del ago­tamiento progresivo del suelo en que se cultiva el lino, se duplica también su valor. En vez de 20 varas de lienzo = levita, tendremos, por tanto: 20 varas de lienzo = 2 levitas, ya que ahora 1 levita sólo encierra la mitad de tiempo de trabajo de 20 varas de lienzo. Y a la inversa, sí el tiempo de trabajo necesario para producir el lienzo queda reducido a la mitad, v. gr. por los pro­gresos conseguidos en la fabricación de telares, el valor del lienzo quedará también reducido a la mitad. Por tanto, ahora: 20 varas de lienzo = 1/2 levita. El valor relativo de la mercancía A, o sea, su valor expresado en la mercancía B, aumenta y disminuye, por tanto, en razón directa al aumento o disminución experimentados por la mercancía A, siempre y cuando que el valor de la segunda permanezca constante. masajes españa Pero no productos de un trabajo real y concreto. Al prescindir de su valor de uso, prescindimos también de los elementos materiales y de las formas que los convierten en tal valor de uso. Dejarán de ser una mesa, una casa, una madeja de hilo o un objeto útil cualquiera. Todas sus propiedades materiales se habrán evaporado. Dejarán de ser también productos del trabajo del ebanista, del carpintero, del tejedor o de otro trabajo productivo concreto cualquiera. Con el carácter útil de los productos del trabajo, desaparecerá el carácter útil de los trabajos que representan y desaparecerán también, por tanto, las diversas formas concretas de estos trabajos, que dejarán de dis­tinguirse unos de otros para reducirse todos ellos al mismo trabajo humano, al trabajo humano abstracto. chicas compañía Barcelona En las plantaciones destinadas exclusivamente al comercio de exportación, como en las Indias Occidentales, y en los países ricos y densamente poblados, entregados al pillaje y a la matanza, como México y las Indias Orientales, era, naturalmente, donde el trato dado a los indígenas revestía las formas más crueles. Pero tampoco en las verdaderas colonias se desmentía el carácter cristiano de la acumulación originaria. Aquellos hombres, virtuosos intachables del protestantismo, los puritanos de la Nueva Inglaterra, otorgaron en 1703, por acuerdo de su Assembly, un premio de 40 libras esterlinas por cada escalpo de indio y por cada piel roja apresado; en 1720, el premio era de 100 libras por escalpo; en 1744, después de declarar en rebeldía a la rama de Massachusetts-Bay, los premios eran los siguientes: por los escalpos de varón, desde doce años para arriba, 100 libras esterlinas de nuevo cuño; por cada hombre apresado, 105 libras; por cada mujer y cada niño, 55 libras; ¡por cada escalpo de mujer o niño, 50 libras! Algunos decenios más tarde, el sistema colonial inglés había de vengarse en los descendientes rebeldes de los devotos pilgrim fathers (142), que cayeron tomahawkeados (143) bajo la dirección y a sueldo de Inglaterra. El parlamento británico declaró que la caza de hombres y el escalpar eran "recursos que Dios y la naturaleza habían puesto en sus manos". antiguos alumnos academia lloret En la circulación simple, el valor de las mercancías reviste, a lo sumo, frente a su valor de uso, la forma autónoma del dinero: en cambio, aquí se nos presenta súbitamente como una sustancia pro­gresiva, con movimientos propios, de que la mercancía y el dinero no son más que simples formas. Aún hay más. En vez de repre­sentar relaciones entre mercancías, el valor aparece revistiendo, como si dijéramos, una relación privada consigo mismo. Considerado como valor originario se distingue de sí mismo en cuanto plusvalía, a la manera como el Dios Padre se distingue del Dios Hijo, aunque ambos tengan la misma edad y formen de hecho una sola persona, pues la plusvalía de 10 libras esterlinas es lo que convierte a las 100 libras esterlinas en capital, y tan pronto como esto ocurre, tan pronto como el Hijo, y, a través de él el Padre, es engendrado, se borran de nuevo sus diferencias, y ambos se reducen a una unidad, a 110 libras esterlinas. catálogos Detengámonos ahora en la agricultura, que suministra los medios de vida para el ganado y para el hombre. En el cuadro que figura a continuación se registra el descenso o el aumento de la producción en cada año, con referencia al inmediatamente anterior. Entre los cereales se incluyen el trigo, la avena. la cebada, el centeno, las alubias y los guisantes; entre las verduras y hortalizas, las patatas, los nabos, la remolacha, las acelgas, las zanahorias, las berzas y coliflor, las espinacas, etc. www.grafsalas.com Aristóteles no podía descifrar por si mismo, analizando la forma del valor, el hecho de que en la forma de los valores de las mercancías todos los trabajos se expresan como trabajo humano igual, y por tanto como equivalentes, porque la sociedad griega estaba basada en el trabajo de los esclavos y tenía, por tanto, como base natural la desigualdad entre los hombres y sus fuerzas de trabajo. El secreto de la expresión de valor, la igualdad y equiparación de valor de todos los trabajos, en cuanto son y por el hecho de ser todos ellos trabajo humano en general, sólo podía ser descubierto a partir del momento en que la idea de la igualdad humana poseyese ya la fir­meza de un prejuicio popular. Y para esto era necesario llegar a una sociedad como la actual, en que la forma-mercancía es la forma general que revisten los productos del trabajo, en que, por tanto, la relación social preponderante es la relación de unos hombres con otros como poseedores de mercancías. Lo que acredita precisamente el genio de Aristóteles es el haber descubierto en la expresión de valor de las mercancías una relación de igualdad. Fue la limitación his­tórica de la sociedad de su tiempo, la que le impidió desentrañar en qué consistía. "en rigor", esta relación de igualdad. antiguos alumnos oscus 72 En Inglaterra, por ejemplo, en el campo, todavía hay de vez en cuando obreros condenados a pagar una multa por profanar el domingo trabajando en el huertecillo pegado a su casa. Este mismo obrero se ve castigado por incumplimiento de contrato si un domingo dejo de acudir a la fábrica de metal, de papel o de cristal, aunque sea por una manía religiosa. El ortodoxo parlamento inglés cierra los ojos ante las profanaciones del domingo siempre y cuando que se cometan para la incrementación del capital. En un memorial (agosto de 1863) en el que los jornaleros que trabajan en las tiendas de pescado y aves de Londres piden que se suprima el trabajo dominical, se dice que estos asalariados trabajan 15 horas diarias por término medio durante los seis primeros días de la semana, y los domingos de 8 a 10 horas. De este memorial se deduce, además, que el "trabajo dominical" de los jornaleros peticionarios excita más todavía la glotonería quisquillosa de los beatos aristocráticos de Exeter Hall. Estos "devotos", tan celosos "in cute curanda" (59), se mantienen fieles a su cristianismo gracias a la resignación con que el exceso de trabajo, las privaciones y el hambre de otros. Obsequium ventris istis (es decir, de los derechos) perniciosus est. (60) Venta de pisos en Barcelona 66 L. c., p. XIII. Se comprende perfectamente que el nivel cultural de estas "fuerzas de trabajo" sea el que se desprende de los siguientes diálogos mantenidos con uno de los comisarios investigadores. "Jeremias Haynes, 12 años... Cuatro por cuatro son ocho, y cuatro cuartos (4 fours) 16... Un rey. según él, es el que tiene todo el dinero y el oro (A king is hira that has all the money and gold). Tenemos un rey, que dicen que es una reina, a la que llaman princesa Alejandra. Dicen que se ha casado con el hijo de la reina. Una princesa es un hombre." W. Tumer, 12 años: "No vivo en Inglaterra., Creo que existe un país llamado así, pero es la primera vez que oigo hablar de él." John Morris, 14 años: "He oído decir que Dios hizo el mundo y que ahogó a todos los seres, menos a uno, que creo era un pajarito" Wiliam Smith, 15 años: "Dios hizo el hombre y el hombre hizo a la mujer." Edward Taylor, 15 años: No sé nada de Londres." Henry Matthewman, 17 años: "Voy a veces a la iglesia... Predican mucho acerca de un tal Jesucristo, pero no recuerdo ningún otro nombre, ni sé decir tampoco nada de quién era aquél. No fue asesinado, sino que murió como todo el mundo. No era como los demás en cierto modo, porque era en cierto modo religioso y los demás no lo es" (He was not the same as other people in sorne ways, because he was religious in some ways, and other isn't" ( 1 c. 74, p. XV). "El diablo es una buena persona. No sé dónde vive. Cristo era un mal sujeto" (The devil is a good person. I don't know where he lives. Christ was a wickled man). "Esta muchachita (10 años) apenas deletrea Good dog y no sabe cómo se llama la reina." (Ch. Empl. Comm., ver Rep. 1866. p. 55, n. 278.) El mismo sistema de las fábricas metalúrgicas a que nos referimos, impera en las fábricas de cristal y de papel. En las fábricas de papel, donde éste se fabrica por medio de máquinas, es corriente el trabajo nocturno para todas las manipulaciones, salvo la de clasificar los trapos. En algunos casos. el trabajo nocturno se mantiene sin interrupción toda la semana, por medio de turnos; lo corriente es que dure desde el domingo por la noche hasta las 12 de la noche del sábado siguiente. El equipo que tiene el turno de día trabaja 5 jornadas de 12 horas y una de 18, y el del turno de noche, 5 noches de 12 horas y uno de 6 a la semana. En otros casos, los equipos trabajan 24 horas seguidas en los días de relevo. Un turno trabaja 6 horas el lunes y 8 el sábado, para completar las 24. Otras veces, se introduce un sistema intermedio, en que todos los que tienen a su cargo las máquinas de fabricación de papel trabajan 15 a 16 horas diarias. A juicio de Mr. Lord, comisario investigador, este sistema reúne todos los abusos de los sistemas de relevos de 12 y 24 horas. Bajo este régimen nocturno, trabajan niños menores de 13 años, jóvenes menores de 18 y mujeres. A veces, en el sistema de las 12 horas, tenían que trabajar en doble turno de 24 horas, por ausencia de los que habían de relevarles. Testigos presenciales declaran que los muchachos y las chicas trabajan con gran frecuencia horas extraordinarias, que llegan a veces hasta una jornada de 24 e incluso de 26 horas ininterrumpidas de trabajo. En el proceso "continuo e inmutable" de las fábricas de cristal, nos encontramos con muchachas de 12 años que trabajan todo el mes a razón de 14 horas diarias, "sin ningún descanso ni pausa periódicos, fuera de 2 o a lo sumo 3 medias horas para las comidas. En algunas fábricas en las que se ha abandonado por completo el trabajo nocturno como régimen normal, se trabaja una cantidad espantosa de horas extraordinarias, trabajo que se realiza "frecuentemente en las condiciones más sucias, calurosas y monótonas" (Children's employment Commission, Report iv, 1865, PP. XXXVIII y XXXIX.

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