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09 July 2008 | madrid
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Darle mil vueltas a alguien.

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Darle mil vueltas a alguien.
Por tanto, podemos darnos cuenta en qu� consiste ponernos un sombrero determinado, que aunque imaginario permite que tengamos una actitud o rol diferente. El t�tulo es "Pensamiento Productivo: Seis Sombrero Para Pensar", por tanto son seis roles o actitudes diferentes, que se presentan en tres dicotom�as o contradicciones que mostramos a continuaci�n: Datos y hechos puros. El color blanco denota neutralidad, y de eso se trata. Cuando nos ponemos imaginariamente este sombrero, debemos presentar informaci�n que puede ser num�rica, cualitativa o hechos verificados o que nos han informado aunque no lo hayamos verificado. �Comprender�a esto �l mismo, el m�s listo de todos los que han practicado jam�s el enga�o de s� mismo? �Se lo confesar�a, por �ltimo, en la sabidur�a del valor con que enfrent� la muerte?... S�crates quer�a morir: no fue Atenas, sino �l mismo quien se conden� a beber la cicuta; oblig� a Atenas a condenarlo a beb�rsela... "S�crates no es un m�dico-murmur� para sus adentros-; �nicamente la muerte es un m�dico... S�crates mismo s�lo ha estado enfermo durante largo tiempo..." �Me preguntan ustedes cu�les son los distintos rasgos que caracterizan a los fil�sofos...? Por ejemplo, su falta de sentido hist�rico, su odio a la misma noci�n del devenir, su mentalidad egipc�aca. Creen honrar una cosa si la desprenden de sus conexiones hist�ricas, sub specie aeterni; si la dejan hecha una momia. Todo cuanto los fil�sofos han venido manipulando desde hace milenios eran momias conceptuales; ninguna realidad sal�a viva de sus manos. Matan y disecan esos id�latras de los conceptos cuanto adoran; constituyen un peligro mortal para todo lo adorado. La muerte, la mudanza y la vejez, no menos que la reproducci�n y el crecimiento, son para ellos objeciones y aun refutaciones. Lo que es, no deviene; lo que deviene, no es... Pues bien, todos ellos creen, incluso con desesperaci�n, en el Ser. Mas como no lo aprehenden, buscan razones que expliquen por qu� les es escamoteado. "El que no percibamos el Ser debe obedecer a una ficci�n, a un enga�o; �d�nde est� el enga�ador?" "�Ya hemos dado con �l!', exclaman contentos. "�Es la sensualidad! Los sentidos, que tambi�n, por lo dem�s, son tan inmorales, nos enga�an sobre el mundo verdadero. Moraleja: hay que emanciparse del enga�o de los sentidos, del devenir, de la historia, de la mentira; la historia no es m�s que fe en los sentidos, en la mentira. Moraleja: hay que decir no a todo cuanto da cr�dito a los sentidos, a toda la restante humanidad; todo esto es "vulgo". �Hay que ser fil�sofo, momia; representar el mon�tono-te�smo con una m�mica de sepulturero! �Y repudiar, sobre todo, el cuerpo, esa deplorable idea fija de los sentidos! �Plagado de todas las faltas de la l�gica, refutado; m�s a�n: imposible, aunque tenga la osad�a de pretender ser una cosa real! ..." Except�o con profunda veneraci�n el nombre de Her�clito. En tanto que los dem�s fil�sofos rechazaban el testimonio de los sentidos porque �stos mostraban multiplicidad y mudanza, �l rechaz� su testimonio porque mostraban las cosas dotadas de los atributos de la duraci�n y la unidad. Tambi�n Her�clito fue injusto con los sentidos. ?^stos no mienten, ni como creyeron los ele�ticos ni como crey� �l; no mienten, sencillamente. Lo que hacemos de su testimonio es obra de la mentira, por ejemplo la de la unidad, la de la objetividad, la de la sustancia, la de la duraci�n... La "raz�n" es la causa de que falseemos el testimonio de los sentidos. ?^stos, en tanto que muestran el nacer y perecer, la mudanza, no mienten... Mas Her�clito siempre tendr� raz�n con su aserto de que el Ser es una vana ficci�n. El mundo "aparencial" es el �nico que existe; el "mundo verdadero", es pura invenci�n... Valor natural del egoismo. El ego�smo vale lo que vale fisiol�gicamente el que lo practica; puede valer mucho, pero puede tambi�n ser ruin y despreciable. Ante cada individuo cabe preguntar si representa la curva ascendente o la descendente de la vida. Esta dilucidaci�n proporciona al mismo tiempo el canon para determinar el valor de su ego�smo. Si representa la curva ascendente, su valor ciertamente es extraordinario, y por la vida total que con �l da un paso m�s hacia adelante se justifica incluso la preocupaci�n extrema por sobrevivir, por crear su optimum de condiciones. El "individuo", tal como el vulgo y el fil�sofo lo han entendido hasta ahora, es un error no es nada por s�; no es un �tomo, un "eslab�n de la cadena"; no es nada meramente transmitido en herencia; es tambi�n todo el �nico linaje humano anterior a �l... Si representa la curva descendente, la decadencia, la degeneraci�n, enfermedad cr�nica (las enfermedades son, en definitiva, consecuencias de la decadencia, no sus causas), tiene poco valor y la equidad elemental exige que quite lo menos posible a los �ntegros y cabales. Ya no es m�s, en definitiva, que su par�sito... Cristiano y anarquista. El anarquista, como portavoz de capas d�cadents de la sociedad, reivindica con hermosa indignaci�n "justicia" e "igualdad de derechos", se halla bajo la presi�n de su ignorancia, no sabe comprender por qu� sufre y, en definitiva, es pobre en vida... Obra en �l un impulso causal: alguien debe tener la culpa de su mala situaci�n... Por otra parte, su enorme indignaci�n le hace bien; es un placer lanzar diatribas en nombre de todos los pobres diablos, ya que proporciona una peque�a embriaguez de poder. La sola queja, el solo hecho de quejarse, confiere a la vida un encanto que la hace llevadera; en toda queja hay una dosis sutil de venganza, uno reprocha su malestar, eventualmente hasta su maldad, como si fuese una injusticia, un privilegio il�cito, a los que no comparten su condici�n. "Si yo soy canaille, t� tambi�n debes serlo"-tal es la l�gica que inspira la revoluci�n-. La queja nunca vale nada, es un producto de la debilidad. Lo mismo da, en definitiva, que uno eche la culpa de su malestar a otros, como el socialista, o a s� mismo, como, por ejemplo, el cristiano; lo que en los dos casos hay de com�n y de indigno es que hacen a alguien responsable de su sufrimiento; en una palabra, que el que sufre se receta contra su sufrimiento la miel de la venganza. Los objetos de esta necesidad de venganza, que viene a ser una necesidad de placer, son causas accidentales; el que sufre encuentra por doquier motivos para satisfacer su mezquino af�n vindicativo; si es cristiano, los encuentra, como queda dicho, en s� mismo... Tanto el cristiano como el anarquista son d�cadents. Mas tambi�n el cristiano, cuando repudia, difama y vitupera al "mundo", lo hace llevado por el af�n que impulsa al trabajador socialista a repudiar, difamar y vituperar la sociedad; aun el "juicio final" es el dulce consuelo de la venganza, la revoluci�n deseada por el trabajador socialista, proyectada en un futuro un tanto m�s lejano... El propio "m�s all�", �no es en el fondo un medio de difamar este mundo? ... Cr�tica de la moral de decadencia. Una moral "altruista", una moral que comporta la atrofia del ego�smo, es bajo todas las circunstancias una mala se�al, respecto a los individuos y, en particular, respecto a los pueblos. Falla lo mejor si empieza a fallar el ego�smo. Optar instintivamente por lo que lo perjudica a uno, sentirse atra�do por motivos "desinteresados", es casi la f�rmula de la decadencia. "No buscar su propia ventaja" es tan s�lo la hoja de parra moral para disimular esta realidad muy diferente, esto es, fisiol�gica: "No soy ya capaz de encontrar mi propia ventaja"... �Disgregaci�n de los instintos! Cuando un hombre se vuelve altruista, quiere decir que est� perdido. En vez de decir ingenuamente: "Yo ya no sirvo para nada", dice la mentira moral por boca del d�cadent: "Nada vale nada; la vida no vale nada..." Tal juicio constituye, en definitiva, un grave peligro, pues es contagioso; no tarda en proliferar por toda la extensi�n del suelo m�rbido de la sociedad, hasta quedar transformado en una tupida vegetaci�n conceptual, ya como religi�n (cristianismo) o como filosof�a (schopenhauerianismo). Tal vegetaci�n venenosa, brotada de la podredumbre, es susceptible de infectar con sus miasmas vastas �reas de la vida por espacio de milenios... Cuando se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el "m�s all�" - en la nada, - se le ha quitado a la vida como tal el centro de gravedad. La gran mentira de la inmortalidad personal destruye toda raz�n, toda naturaleza existente en el instinto, - a partir de ahora todo lo que en los instintos es beneficioso, favorecedor a la vida, garantizador del futuro, suscita desconfianza. Vivir de tal modo que ya no tenga sentido vivir, eso es lo que ahora se convierte en el "sentido" de la vida... �Para qu� ya el sentido de comunidad, para que la gratitud a la ascendencia y a los antepasados, para qu� colaborar, confiar, para qu� favorecer y tener en cuenta alg�n bien general?... Todas esas cosas son "tentaciones", todas esas cosas son desviaciones del "camino recto" - "una sola cosa es necesaria"... En cuanto "alma inmortal", cada uno tiene id�ntico rango que cualquier otro, en el conjunto de todos los seres la "salvaci�n" de cada individuo tiene derecho a reclamar una importancia eterna, peque�os santurrones, y locos en sus tres cuartas partes, tienen derecho a imaginarse que, en raz�n de ellos, las leyes de la naturaleza son transgredidas, de modo constante - nunca se estigmatizar� con bastante desprecio semejante intensificaci�n hasta lo infinito, hasta lo imp�dico, de toda especie de ego�smo. Y, sin embargo, el cristianismo debe su victoria a esa deplorable adulaci�n de la vanidad personal -con ella es con la que ha persuadido a seguirle cabalmente a todos los malogrados, a todos los hombres de sentimientos rebeldes, a los fracasados, a todos los desechos y escorias de la humanidad. La "salvaci�n del alma" - dicho claramente: "el mundo gira alrededor de m�"... El veneno de la doctrina "id�nticos derechos para todos" - es el cristianismo el que lo ha diseminado de modo m�s radical: desde los m�s escondidos rincones de los instintos malos el cristianismo ha hecho una guerra a muerte a todo sentimiento de respeto y de distancia entre los hombres, es decir, al presupuesto de toda elevaci�n, de todo crecimiento de la cultura, - con el resentimiento de las masas ha forjado su arma capital contra nosotros, contra todos los seres aristocr�ticos, joviales, generosos, que hay en la tierra, contra nuestra felicidad en la tierra... [...] - El aristocratismo de los sentimientos ha sido socavado de la manera m�s subterr�nea por la mentira de la igualdad de las almas; y si la creencia en el "privilegio de los m�s" hace y har� revoluciones, �es el cristianismo no se dude de ello, son los juicios cristianos de valor los que toda revoluci�n no hace m�s que traducir en sangre y cr�menes! El cristianismo es una rebeli�n de todo lo que se-arrastra-por-el-suelo contra todo lo que tiene altura: el evangelio de los "viles" envilece... El viejo Dios, todo �l "esp�ritu", todo �l sumo sacerdote, todo �l perfecci�n, se pasea por su jard�n placenteramente: s�lo que se aburre. Contra el aburrimiento luchan en vano incluso los dioses. �Qu� hace? Inventa al hombre, - el hombre es algo entretenido... Pero he aqu� que tambi�n el hombre se aburre. El apiadamiento de Dios por la �nica molestia que en s� tienen todos los para�sos no conoce l�mites: pronto cre� tambi�n otros animales. Primer fallo de Dios: el hombre no encontr� entretenidos a los animales, - los dominaba, no quer�a siquiera ser un "animal". - Por consiguiente, Dios cre� a la mujer. Y de hecho, ahora el aburrimiento se termin� - �pero tambi�n se terminaron otras cosas! La mujer fue el segundo fallo de Dios. - "La mujer es, por su esencia, serpiente, Eva"- esto lo sabe todo sacerdote; "de la mujer viene todo el infortunio al mundo" - esto lo sabe asimismo todo sacerdote. "Por consiguiente tambi�n la ciencia viene de ella"... S�lo a trav�s de la mujer lleg� el hombre a gustar del �rbol del conocimiento. - �Qu� hab�a ocurrido? Al viejo Dios lo invadi� una angustia infernal. El hombre mismo hab�a sido su m�ximo fallo. Dios se hab�a creado un rival, la ciencia hace iguales a Dios. - �se han terminado los sacerdotes y los dioses si el hombre se vuelve cient�fico! - Moraleja: la ciencia es lo prohibido en s�, - ella es lo �nico prohibido. La ciencia es el primer pecado, el germen de todo pecado, el pecado original. La moral no es m�s que esto. - "No conocer�s": - el resto se sigue de ah�. - La angustia infernal de Dios no le impidi� ser listo. �C�mo defenderse de la ciencia?, �se fue durante largo tiempo su principal problema. Respuesta: �fuera del Para�so el hombre! La felicidad, la ociosidad inducen a tener pensamientos, - todos los pensamientos son pensamientos malos... El hombre no debe pensar. - Y el "sacerdote en s�" inventa la indigencia, la muerte, el peligro mortal del embarazo, toda especie de miseria, vejez, fatiga, sobre todo la enfermedad, - simples medios en la lucha con la ciencia! La indigencia no le permite al hombre pensar... Y, �pese a todo!, �algo espantoso! La obra del conocimiento se alza cual una torre, asaltando el cielo, trayendo el crep�sculo de los dioses, - �qu� hacer! - El viejo Dios inventa la guerra, separa los pueblos, hace que los hombres se aniquilen mutuamente (los sacerdotes han tenido siempre necesidad de la guerra...). La guerra . �entre todas las cosa una gran perturbadora de la paz de la ciencia! - �Incre�ble! Pese a las guerras, el conocimiento, la emancipaci�n con respecto al sacerdote, aumenta. - Y al viejo Dios se le ocurre una �ltima decisi�n: "el hombre se ha vuelto cient�fico - no queda otro remedio, �hay que ahogarlo!"...
Estar de rechupete.
Tercera tesis. Hablar de "otro" mundo distinto de �ste no tiene sentido, a menos que opere en nosotros un instinto de detracci�n, rebajamiento y acusaci�n de la vida; en este �ltimo caso, nos vengamos de la vida por la fantasmagor�a de "otra", "mejor" vida. Escorts Madrid S� su capital describiese m�s rotaciones durante el a�o, esto no alterar�a para nada la cosa, pero s� la duraci�n del plazo y, por tanto, la magnitud de la suma que tendr�a que poner en circulaci�n, adem�s del capital-dinero por �l desembolsado, para atender a su consumo individual. BCN chicas Progreso en mi sentido. Yo tambi�n hablo de "re�torno a la Naturaleza", aun cuando bien mirado no se trata de un regreso, sino de una elevaci�n. Hacia la alta, libre y aun pavorosa Naturaleza y naturalidad, cualquiera que juega, tiene derecho a jugar con gran�des tareas... Para decirlo aleg�ricamente: Napole�n fue un "retorno a la Naturaleza", como yo lo entiendo (por ejemplo, in rebus tacticis, y en mayor grado a�n, como lo saben los militares, en estrategia). Pero Rous�seau, �ad�nde quiso retornar, en definitiva? Rous�seau, este primer hombre moderno, idealista y ca�naille a un tiempo, que necesitaba de la dignidad mo�ral para soportar su propio aspecto; enfermo de va�nidad desenfrenada y de desprecio desenfrenado de s� mismo. Tambi�n este engendro tendido en el um�bral de los tiempos modernos quiso "retornar a la Naturaleza". �Ad�nde, repito la pregunta, quiso re�tornar Rousseau? Odio a Rousseau aun en la Revo�luci�n; ella es la expresi�n hist�rica mundial de esta dualidad de idealista y canaille. La farsa sangrienta que caracteriz� esta Revoluci�n, su "inmoralidad", poco me importa; lo que odio es su moralidad a lo Rousseau, las llamadas "verdades" de la Revoluci�n, con las cuales �sta todav�a impresiona y atrae todo lo superficial y mediocre. �La doctrina de la igualdad! ... No hay veneno m�s venenoso, pues parece predicada por la justicia misma, pero en realidad es el fin de la justicia... "La igualdad para los iguales, la desigual�dad para los desiguales", tal ser�a el lenguaje justo de la justicia; am�n de lo que se sigue de esto: "no hacer nunca igual lo que es desigual". Las circuns�tancias horribles y cruentas que rodearon esa doctrina de la igualdad han aureolado esta "idea moderna" por excelencia de una especie de nimbo y resplandor, de suerte que la Revoluci�n como espect�culo ha sedu�cido aun a los esp�ritus m�s nobles. Lo cual no es, en definitiva, una raz�n para tenerla en suficiente es�tima. Veo a un solo hombre que la sinti� como debe ser sentida, con asco; este hombre fue Goethe... girlsbcn.com.es Pero supongamos, por el contrario, que el tipo de negocio excluya la posibilidad de reducir la escala de la producci�n y, por tanto, el capital circulante que semanalmente ha de ser desembolsado: en este caso, la continuidad de la producci�n s�lo podr�a asegurarse movilizando un capital circulante adicional, que en el supuesto anterior deber�a ser de 300 libras esterlinas. Durante el per�odo de rotaci�n de 12 semanas se desembolsar�n gradual y sucesivamente 1,200 libras, la cuarta parte de 12. Al cerrarse el per�odo de trabajo de 9 semanas, el valor capital de 900 libras abandona la forma de capital. Durante las tres semanas en que permanece en la �rbita de la circulaci�n, funcionando como capital mercanc�as, presenta con respecto al proceso de producci�n el mismo estado que s� no existiese. Se�oritas de compa��a en Barcelona
P... M'-D-M Escorts independientes de Madrid La relaci�n entre el capital primitivamente desembolsado y la plusval�a capitalizada se complica todav�a m�s al interponerse el desarrollo del cr�dito. Por ejemplo, A toma a pr�stamo del banquero C una parte del capital productivo, con la que inicia su industria o la prosigue durante el a�o. No cuenta de antemano con el capital propio suficiente para mantener su industria. El banquero C le presta una suma, que consiste pura y simplemente en la plusval�a de los industriales D, E, F, etc., depositada en su banco. Para A, esta suma no es todav�a capital acumulado. Pero en realidad, para D, E, F, etc., A no es sino un agente que capitaliza la plusval�a por ellos apropiada. valencia Chicas He dado a entender por qu� fascinaba S�crates: pa�rec�a un m�dico, un salvador. �Es necesario se�alar el error de su fe en la "racionalidad a toda costa"? Los fil�sofos y moralistas se enga�aban a s� mismos al creer que as� se emancipan de la d�cadence y la combaten. No est� en su poder emanciparse de ella; lo que eligen como recurso, como medida salvadora, s�lo es, a su vez, una expresi�n de la d�cadence; mo�difican la expresi�n de la misma, pero no la eliminan. S�crates fue un malentendido; toda la moral correcti�va, la cristiana inclusive, ha sido un malentendido. La claridad m�s extrema, la racionalidad a ultranza, la vida clara, fr�a, cautelosa, consciente, carente de ins�tinto, en oposici�n a los instintos, era a su vez una enfermedad, una diferente, en modo alguno un retorno a la "virtud", a la "salud", a la felicidad... Estar en la necesidad de combatir los instintos: he aqu� la f�rmu�la de la d�cadence; mientras ascienda la vida, la felici�dad se identifica con el instinto. Casting escorts Fij�monos en el ejemplo II. El capital que funciona constantemente en el proceso de producci�n es de 500 libras esterlinas. Como el per�odo de trabajo = 5 semanas, este capital funciona diez veces en 50 semanas (o sea, durante lo que suponemos como un a�o). El producto ascender� tambi�n, por tanto, prescindiendo de la plusval�a, a 10 X 500 = 5,000 libras esterlinas. Desde el punto de vista del capital que funciona directa e ininterrumpidamente en el proceso de producci�n -o sea, un valor capital de 500 libras esterlinas- parece, pues, como si el per�odo de circulaci�n quedase eliminado por completo. El per�odo de rotaci�n coincide aqu� con el periodo de trabajo, pues se supone que el per�odo de circulaci�n = 0. Putas en Bilbao En la primera fase, el capitalista retira art�culos de uso del mercado de mercanc�as en sentido estricto y del mercado de trabajo; en la tercera fase, devuelve mercanc�as al mercado, pero s�lo a uno de ellos, al mercado de mercanc�as en sentido estricto. Y si, con sus mercanc�as vuelve a retirar del mercado m�s valor del que primitivamente incorpor� a �l, es sencillamente, porque lanza a �l, en mercanc�as, un valor mayor del que primitivamente le sustrajo. Incorpor� a �l el valor D y sustrajo de �l la equivalencia M; ahora lanza a �l M' + m y retira de �l la equivalencia D + d. D equival�a, en nuestro ejemplo, al valor de 8,440 libras de hilo; pero lo que lanza al mercado son 10,000 libras de hilo, es decir, un valor mayor del que sac� de �l. Por otra parte, si lanza al mercado este valor incrementado es gracias a la plusval�a creada en el proceso de producci�n (como parte al�cuota del producto, expresada en el producto excedente) mediante la explotaci�n de la fuerza de trabajo. La masa de mercanc�as s�lo se convierte en capital-mercanc�as exponente del valor del capital valorizado, como producto de este proceso. Mediante la operaci�n M'-D' se realiza tanto el valor del capital desembolsado como la plusval�a. La realizaci�n de ambos coincide en la serie de ventas o en la venta, hecha de un golpe, de la masa total de mercanc�as que se expresa en M'-D'. Pero la operaci�n de circulaci�n M'-D' difiere con respecto al valor del capital y la plusval�a, en el sentido de que expresa en cada uno de ellos una fase distinta de la circulaci�n, una etapa distinta en la serie de metamorfosis que dentro de la circulaci�n tienen que recorrer. La plusval�a m, s�lo viene al mundo dentro del proceso de producci�n. Por consiguiente, aparece por vez primera en el mercado de mercanc�as y concretamente en forma de mercanc�a; es su primera forma de circulaci�n, y, por tanto, el acto m-d es su primer acto de circulaci�n o su primera metamorfosis, la cual tiene que ser complementada, por consiguiente, con el acto de circulaci�n opuesto o con la metamorfosis inversa, d-m.5 Relax en Salamanca En efecto, en la, realidad el capital II no tiene ning�n per�odo de trabajo y circulaci�n especial, independiente del capital I. El per�odo de trabajo es de 6 semanas, el de circulaci�n de 3. Como el capital II s�lo es de 300 libras esterlinas, s�lo puede llenar parte de un per�odo de trabajo. As� es, en efecto. Al final de la 6� semana entra en circulaci�n un valor en productos de 600 libras esterlinas, que refluye en dinero al final de la 9� semana. Con ello, entra en funcionas, al comenzar la semana 7�, el capital II, que cubre las necesidades del siguiente per�odo de trabajo, durante las semanas 7-9. Ahora bien, seg�n la hip�tesis de que partimos, al final de la semana 9� s�lo se ha recorrido la mitad del proceso de trabajo. Por tanto, al comenzar la semana 10� volver� a entrar en actividad el capital I de 600 libras esterlinas reci�n recuperado, cubriendo con 300 libras los gastos necesarios para las semanas 10-12. Con ello, se liquidar� el segundo per�odo de trabajo. El valor en productos de 600 libras esterlinas que se halla en circulaci�n refluir� al final de la semana 15�; al mismo tiempo, quedar�n libres 300 libras esterlinas, importe del primitivo capital II, que podr�n funcionar en la primera mitad del siguiente per�odo de trabajo, es decir, en las semanas 13-15. Transcurrido este per�odo, volver�n a refluir las 600 libras; de ellas, 300 alcanzar�n hasta el final del per�odo de trabajo y las 300 libras restantes quedar�n disponibles para el per�odo siguiente. prostitutas de alto standing en barcelona
El mismo acto de circulaci�n M'-D', la segunda y definitiva metamorfosis del valor-capital desembolsado en forma de dinero, el retorno a la forma-dinero, es, para la plusval�a contenida tambi�n en el capital-dinero y realizada asimismo mediante su transformaci�n en dinero, la primera metamorfosis, la transformaci�n de la forma-mercanc�a en la forma-dinero, M-D, la primera fase de la circulaci�n. putas rusa barcelona Cuando su poder se acrecienta, la comunidad deja de con�ceder tanta importancia a las infracciones del individuo, pues ya no le es l�cito considerarlas tan peligrosas y tan subversivas para la existencia del todo como antes: el malhe�chor ya no es �proscrito� y expulsado, a la c�lera general ya no le es l�cito descargarse en �l con tanto desenfreno como antes, sino que a partir de ahora el malhechor es defendido y protegido con cuidado, por parte del todo, contra esa c�lera y, en especial, contra la de los inmediatos perjudicados. El compromiso con la c�lera de los principalmente afecta�dos por la mala acci�n; un esfuerzo por localizar el caso y evitar una participaci�n e inquietud m�s amplias o incluso generales; intentos de encontrar equivalentes y de solventar el asunto entero (la compositio [arreglo] ); sobre todo la vo�luntad, que aparece en forma cada vez m�s decidida, de considerar que todo delito es pagable en alg�n sentido, es decir, la voluntad de separar, al menos hasta un cierto gra�do, una cosa de otra, el delincuente de su acci�n -- �stos son los rasgos que se han impreso cada vez m�s claramente en el ulterior desarrollo del derecho penal. Si el poder y la auto�conciencia de una comunidad crecen, entonces el derecho penal se suaviza tambi�n siempre; todo debilitamiento y todo peligro un poco grave de aqu�lla vuelven a hacer apa�recer formas m�s duras de �ste. El �acreedor� se ha vuelto siempre m�s humano en la medida en que m�s se ha enri�quecido; al final, incluso, la medida de su riqueza viene dada por la cantidad de perjuicios que puede soportar sin padecer por ello. No ser�a impensable una conciencia de po�der de la sociedad en la que a �sta le fuese l�cito permitirse el lujo m�s noble que para ella existe, -- dejar impunes a quienes la han da�ado. ��Qu� me importan a m� propia�mente mis par�sitos?, podr�a decir entonces, que vivan y que prosperen: �soy todav�a bastante fuerte para ello!...� La justicia, que comenz� con �todo es pagable, todo tiene que ser pagado�, acaba por hacer la vista gorda y dejar escapar al insolvente, -- acaba, como toda cosa buena en la tierra, su�primi�ndose a s� misma. Esta autosupresi�n de la justicia: sa�bido es con qu� hermoso nombre se la denomina -- gracia; �sta contin�a siendo, como ya se entiende de suyo, el privi�legio del m�s poderoso, mejor a�n, su m�s--all� del derecho. girlsbcn
Quedarse a dos velas.
As�, por ejemplo, si con los medios de transporte antiguos el algod�n, el carb�n, etc., tardan 3 semanas en llegar a su fuente de producci�n, o de sus dep�sitos hasta el centro de producci�n del capitalista X, es indudable que el m�nimum de la reserva de producci�n de X hasta la llegada de nuevas reservas, deber� durar por lo menos 3 semanas. Mientras se hallen en camino, el algod�n y el carb�n no pueden ser �tiles como medios de producci�n. Durante ese tiempo son, simplemente, objeto de trabajo de la industria del transporte y del capital invertido en ella, y para el productor de carb�n y el vendedor de algod�n capital-mercanc�as en estado de circulaci�n. Supongamos que, al mejorarse los transportes, se reduzca la duraci�n del viaje a 2 semanas. Esto permitir� reducir en la misma proporci�n, de 3 semanas a 2, la reserva de producci�n necesaria. De este modo, quedar� disponible el capital adicional de 80 libras esterlinas desembolsado con este fin, y tambi�n el capital adicional de 20 libras para salarios, ya que el capital de 600 libras refluir� ahora una semana antes. girlsbcn A pesar de que, como hemos visto, una gran parte del dinero que refluye para la reposici�n del desgaste del capital fijo revierte anualmente o incluso en per�odos de tiempo m�s cortos a su forma natural, todo capitalista aislado necesita disponer de un fondo de amortizaci�n para aquella parte del capital fijo que s�lo llega a su t�rmino de reproducci�n de una vez y a la vuelta de varios a�os, debiendo entonces reponerse en bloque. Una parte considerable del capital fijo excluye, por su propia naturaleza, la posibilidad de una reproducci�n gradual. Adem�s, all� donde la reproducci�n se efect�a gradualmente, de tal modo que las partes depreciadas son sustituidas por otras nuevas, se hace necesaria, seg�n el car�cter especifico de cada rama de producci�n una acumulaci�n previa en dinero de mayor o menor volumen, la cual no ha de producirse para que pueda tener lugar esa reposici�n. Para ello no basta una suma cualquiera de dinero, sino que se requiere una cantidad de dinero de determinada magnitud. www.erosbcn.com "Materias primas y materias auxiliares pierden, por tanto, la forma independiente con que entran, como valores de uso, en el proceso de trabajo. No acontece as� con los medios de trabajo en sentido estricto. Un instrumento, una m�quina, un edificio fabril, un recipiente, etc., s�lo prestan servicio en el proceso de trabajo mientras conservan su forma primitiva, y ma�ana volver�n a presen�tarse en el proceso de trabajo bajo la misma forma que ten�an ayer. Conservan su forma independiente frente al producto lo mismo en vida, durante el proceso de trabajo, que despu�s de muertos. Los cad�veres de las m�quinas, herramientas, edificios fabriles, etc., no se confunden jam�s con los productos que contribuyen a crear." (V�ase libro I, cap. VI [p. 163]. ) http://www.escortmadrid.com.es Ya dec�amos m�s arriba que la forma equivalencial de una mer�canc�a no envuelve la determinaci�n cuantitativa de su magnitud de valor. El que sepamos que el oro es dinero, y por tanto susceptible de ser cambiado directamente por cualquier otra mercanc�a, no quiere decir que sepamos, por ese solo hecho, cu�nto valen por ejemplo 10 libras de oro. Como toda mercanc�a, el dinero s�lo puede expresar su magnitud de valor de un modo relativo, por medio de otras mer�canc�as. Su valor depende del tiempo de trabajo necesario para su producci�n y se expresa en la cantidad de cualquier otra mercanc�a en la que se materialice el mismo tiempo de trabajo.12 Esta determinaci�n de su magnitud relativa de valor se opera en su fuente de producci�n, por el cambio directo. Cuando entra en circulaci�n como dinero, el oro tiene ya un valor dado. Ya en las �ltimas d�cadas del siglo XVII, muy avanzados los comienzos del an�lisis del dinero, se sab�a que �ste era una mercanc�a, pero no se estaba con ello, como decimos, m�s que al comienzo. La dificultad no estriba en saber que el dinero es una mercanc�a, sino en saber c�mo, por qu� y de qu� modo lo es.13 Acompa�antes Si, dentro de este per�odo de 1853 a 1864, hacemos un estudio comparativo de cuatro en cuatro a�os, vemos que el grado progresivo de las utilidades aumenta constantemente. As�, por ejemplo, desde 1853 a 1857, el aumento anual, respecto a las utilidades provenientes de beneficios es del 1.73 por 100; desde 1857 a 1861, del 2.74 por 100, y desde 1861 a 1864, del 9.30 por 100. En total, la cifra de las utilidades sujetas a tributaci�n en el Reino Unido fue, en 1856, de 307.068,898 libras esterlinas; en 1859, de 328.127,416; en 1862, de 351.745,241; en 1863, de 359.142,897, en 1864, de 362.462,279; en 1865, de 385.530,020.32 http://www.girlsmadrid.net Ofrece especial inter�s comparar el hambre de plusval�a que impera en los principados del Danubio con la que reina en las f�bricas inglesas, por una raz�n: porque en las prestaciones de los vasallos la plusval�a reviste una forma sustantiva y tangible. Madrid acompa�antes La transformaci�n de valor del dinero llamado a convertirse en capital no puede operarse en este mismo dinero, pues el dinero, como medio de compra y medio de pago, no hace m�s que realizar el precio de la mercanc�a que compra o paga, manteni�ndose inalterable en su forma genuina, como cristalizaci�n de una magnitud permanente de valor.39 La transformaci�n del dinero en capital no puede brotar tampoco de la segunda fase de la circulaci�n, de la reventa de la mercanc�a, pues este acto se limita a convertir nuevamente la mer�canc�a de su forma natural en la forma dinero. Por tanto, la trans�formaci�n tiene necesariamente que operarse en la mercanc�a com�prada en la primera fase, D - M, pero no en su valor, puesto que el cambio versa sobre equivalentes y la mercanc�a se paga por lo que vale. La transformaci�n a que nos referimos s�lo puede, pues, brotar de su valor de uso como tal, es decir, de su consumo. Pero, para poder obtener valor del consumo de una mercanc�a, nuestro poseedor de dinero tiene que ser tan afortunado que, dentro de la �rbita de la circulaci�n, en el mercado descubra una mercanc�a cuyo valor de uso posea la peregrina cualidad de ser fuente de valor, cuyo consumo efectivo fuese, pues, al propio tiempo, materializaci�n de trabajo, y, por tanto, creaci�n de valor. Y, en efecto, el poseedor de dinero encuentra en el mercado esta mercanc�a espec�fica: la capaci�dad de trabajo o la fuerza de trabajo.


He aqu� ahora algunos datos tomados del informe de los comisarios de 1863: El Dr. J. T. Arledge, m�dico -director del Hospital de North Staffordshire-, declara: "Como clase, los alfareros, hombres y mujeres, representan...un sector de poblaci�n f�sica y moralmente degenerado. Son, por regla general, raqu�ticos, mal formados y muchas veces estrechos de pecho. Envejecen prematuramente y viven poco; flem�ticos y an�micos, su d�bil constituci�n se revela en tenaces ataques de dispepsia, perturbaciones del h�gado y los ri�ones y reumatismo. Pero, las enfermedades a que se hallan m�s expuestos son las del pecho: neumon�a, tuberculosis, bronquitis y asma. Hay, incluso, una forma de asma peculiar en ellos y que se conoce con el nombre de asma del alfarero o tisis del alfarero. La escrofulosis de las am�gdalas, de los huesos y de otras partes del cuerpo es enfermedad que padecen m�s de las dos terceras partes de los alfareros. Y s� la degeneraci�n (degenerescence) de los habitantes de este distrito no es todav�a mayor, se debe a que sus pobladores se reclutan en las aldeas del contorno y a los enlaces matrimoniales con razas sanas." Mr. Charles Pearson, que era hasta hace poco House Surgeon(51) del mismo hospital, escribe, en carta dirigida al comisario Longe y otros: "S�lo puedo hablar por observaci�n personal y no sobre datos estad�sticos, pero no puedo por menos de decir que mi indignaci�n estallaba cada vez que ten�a que contemplar aquellas pobres criaturas cuya salud serv�a de pasto a la codicia de sus padres y de sus patronos." El declarante enumera las causas de las enfermedades de los alfareros y hace culminar la enumeraci�n en las long bours ("largas horas de trabajo"). El informe de los comisarios conf�a en que "una manufactura tan destacada ante los ojos del mundo no siga llevando por mucho tiempo la m�cula de que sus grandes avances vayan aparejados con la degeneraci�n f�sica, toda suerte de sufrimientos corporales y la muerte prematura de la poblaci�n obrera a cuyo trabajo y a cuya pericia debe esa industria resultados tan magn�ficos."36 Y otro tanto puede decirse de la industria alfarera escocesa.37 putas espa�a 135 Como el hierro es una de las m�s importantes, diremos que en 1861 trabajaban en Inglaterra y Gales 125,771 fundidores de hierro, de los que 123,430 eran hombres y 2,341 mujeres. De los primeros, 30,810 menores y 92,620 mayores de 20 a�os. Acompa�antes Barcelona Esa es la raz�n de que en nuestro an�lisis de la forma b�sica del capital, de la forma en que �ste determina la organizaci�n econ�mica de la sociedad moderna, prescindamos totalmente, por el mo�mento, de sus manifestaciones vulgares y antediluvianas, por de�cirlo as�: el capital comercial y el capital a inter�s. antiguos alumnos academia lloret El sistema de cuadrillas impera casi exclusivamente en Lincoln�shire, Huntingdonshire, Cambridgeshire, Norfolk, Suffolk y Notting�hanishire; con car�cter espor�dico, se aplica tambi�n en los condados vecinos de Northhampton, Bedford y Rutland. Tomaremos como ejemplo Lincolnshire. Gran parte de este condado es terreno nuevo, formado por antiguos pantanos o tambi�n, como en algunos otros de los condados citados m�s arriba, por terrenos arrancados al mar. La m�quina de vapor ha hecho maravillas en la desecaci�n de estas tierras. Terrenos que antes eran pantanos y dunas, son ahora mares espl�ndidos de trigo y rinden a sus propietarios las rentas m�s ele�vadas. Otro tanto acontece con las tierras aluviales creadas artificialmente, como en la isla de Axholme y en las otras parroquias situadas en la orilla del Trent. A medida que surg�an los nuevos arriendos, no s�lo no se constru�an nuevos cottages, sino que se derri�baban los antiguos; la demanda de brazos se cubre con los habi�tantes de las aldeas abiertas, situadas a varias millas de distancia, a lo largo de las calzadas, que van culebreando a lo largo de las colinas. All� habla ido a refugiarse a�os atr�s la poblaci�n, huyendo de las largas inundaciones invernales. Los obreros domiciliados en fincas de 400 a 1,000 acres (a �stos se da el nombre de "confined labourers") s�lo se utilizan para las labores pesadas de car�cter per�manente, ejecutadas con ayuda de caballos; apenas hay un cottage por cada 100 acres (1 acre = 40.47 �reas o 1,584 yugadas pru�sianas). Un colono de Fenland, por ejemplo, declara ante la Comisi�n investigadora: "Mi arriendo abarca 320 acres, todo tierras de trigo. No hay en �l ning�n cottage. Uno de los obreros vive ahora en mi casa. Tengo a cuatro jornaleros de los que trabajan con los caballos, alojados en los alrededores. Las labores ligeras, que exigen muchos brazos, se ejecutan por medio de cuadrillas."110 La tierra exige muchas labores ligeras, tales como el sachar y el escardar, estercolar, limpiar el campo de piedras, etc. Estas labores las eje�cutan cuadrillas o grupos organizados de jornaleros, residentes en las aldeas abiertas. graficas barcelona El capital empieza sometiendo a su imperio al trabajo en las condiciones t�cnicas hist�ricas en que lo encuentra. No cambia, por tanto, directamente, el r�gimen de producci�n. De aqu� que la producci�n de plusval�a en la forma que hemos venido estudiando, o sea, mediante la simple prolongaci�n de la jornada de trabajo, se considerase independiente de todo cambio operado en el propio r�gimen de producci�n, siendo tan eficaz en la antiqu�sima industria panadera corno en la moderna industria de los hilados de algod�n. acompa�antes en espa�a b) Determinabilidad cuantitativa de la forma relativa del valor restaurantes en valencia Ahora bien, la clase espec�fica de mercanc�as a cuya forma natural se incorpora socialmente la forma de equivalente, es la que se convierte en mercanc�a -dinero o funciona como dinero. Esta mercanc�a tiene como funci�n social espec�fica, y por tanto como monopolio social dentro del mundo de las mercanc�as, el desempe�ar el papel de equi�valente general. Este puesto privilegiado fue conquistado hist�rica�mente por una determinada mercanc�a, que figura entre aquellas que en la forma II desfilan como equivalentes especiales del lienzo y que en la forma III expresan conjuntamente en �ste su valor relativo: el oro. As� pues, con s�lo sustituir en la forma III el lienzo por oro, obtendremos la f�rmula siguiente: Pisos Barcelona 214 Reports of Insp. of Fact., 1. c., p. 118. Un fabricante de seda declara c�ndidamente a los comisarios de investigaci�n de la Child. Empl. Comm. "Estoy plenamente convencido de que se ha descubierto el verdadero secreto de la produc�ci�n de buenos obreros, consistente en combinar desde la infancia el trabajo con la ense�anza. Claro est� que para ello es necesario que el trabajo no sea demasiado fatigoso ni repelente o malsano. Yo desear�a para mis propios chicos que pudieran alternar la escuela con el trabajo y el juego."(Child. Empl. Comm. V Rep., p. 82, n. 36. )

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