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24 February 2010
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Carta en la mesa, presa.

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Carta en la mesa, presa.
Con el sombrero verde puedo decir : ..." en lugar que la gente pague por nuestro producto, nosotros le pagaremos para que se lo lleve". Con esto hemos provocado, pero la idea se transforma en: "Daremos bonos que valen como dinero para las personas que compran cierta cantidad de producto y con esto comprarán más". Es decir transformamos la idea provocadora en una lógica que nos puede dar buenos resultados, de eso se trata. Normativo. El azul es frío, y es también el color del cielo, que esta por encima de todo. El sombrero azul se ocupa del control y la organización del proceso del pensamiento, es decir del uso de los demás sombreros. Como dicotomía podemos decir que la creatividad es limitada por la normatividad, esto es por el control. Pensemos en una rígida escuela militar en donde el oficial le dice al subalterno: "¡Aquí no se piensa, sólo se cumplen las ordenes sin objeciones ni murmuraciones!" .Con el sombrero azul dejamos de pensar en el tema, para pensar en el pensamiento necesario que permite sondear dicho tema. Es decir, con éste sombrero decidimos cuál de los otros cinco sombreros usar y nos indica cuándo cambiar de sombrero. Me valdré, por lo pronto, de un primer ejemplo. En todos los tiempos se ha querido volver "mejor" al hombre; este propósito era lo que primordialmente se entendía por moral. Mas he aquí que este término implica tendencias diametralmente opuestas. Tanto domesticar la bestia humana como "criar" un determinado tipo humano ha sido considerado como "mejoramiento" del hombre; sólo estos dos términos zoológicos expresan realidades; realidades, es verdad, de las que el "mejorador" típico, el sacerdote, no sabe nada, no quiere saber nada... Llamar a la domesticación de un animal su "mejoramiento" suena casi a burla sangrienta. Quien sabe lo que ocurre en los circos de animales, desconfía que en ellos sean "mejoradas" las bestias. Se las debilita, se reduce su peligrosidad, se las convierte por el efecto depresivo del miedo, por dolor, herida y hambre, en bestias morbosas. Pues dicen: lo mismo ocurre con el hombre domesticado, que el sacerdote ha "mejorado". En la temprana Edad Media, en tiempos en que la Iglesia era en efecto primordialmente una especie de zoológico amaestrado, se cazaban los ejemplares más hermosos de la "bestia rubia"; se "mejoraba", por ejemplo, a los germanos de noble linaje. Pero tal germano "mejorado", atraído al convento, quedaba reducido a una caricatura de hombre, un ser trunco; convertido en un "pecador", estaba metido en una jaula, recluido entre conceptos terribles... Helo aquí postrado, enfermo, enclenque, fastidiado consigo mismo, lleno de odio a todo lo que seduce de la vida y de recelo hacia todo lo que era todavía fuerte y feliz. En una palabra, un "cristiano"... Fisiológicamente hablando, en la lucha con la bestia, enfermarla puede ser el único medio de debilitarla. Bien entendía el problema la Iglesia; echando a perder al hombre, lo debilitaba, pretendiendo "mejorarlo"... Consideremos el otro caso de la llamada moral, el de la "cría"; formación de una determinada raza y tipo. El ejemplo más grandioso al respecto es la moral india, sancionada como religión por la "Ley de Manú". Aquí se propone' la tarea de formar simultáneamente nada menos que cuatro razas: una sacerdotal, otra guerrera, otra mercantil y campesina y, por último, una raza destinada a servir, los sudras. En este caso nos encontramos definitivamente entre domadores de fieras; un tipo humano cien veces más suave y cuerdo, se necesita para concebir siquiera el plan de tal formación. Respira uno con alivio al pasar de la atmósfera cristiana de hospital y cárcel a este mundo más sano, más elevado y amplio. ¡Cuán pobre y maloliente aparece el "Nuevo Testamento" al lado de Manú! Platón va más allá. Con un candor muy heleno, incompatible con el "cristiano", afirma que no habría ninguna filosofía platónica si no hubiese en Atenas tantos jóvenes hermosos; que sólo la vista de estos jóvenes sume el alma del filósofo en una embriaguez erótica y que no se libra hasta no haber plantado en tan hermoso suelo la semilla de todas las cosas elevadas. ¡ Otro santo muy raro! Uno se resiste a dar crédito a sus oídos, aun en el supuesto de que se diera crédito a Platón. Se adivina, en todo caso, que en Atenas se filosofaba de una manera diferente, sobre todo en ~ublico. Nada hay tan antiheleno como la sutilización conceptual de un solitario, amor intellectualis dei al modo de Spinoza. La filosofía al modo de Platón corresponde definirla más bien como rivalidad erótica, como evolución y profundización de la antigua gimnasia agonal y sus premisas... ¿Qué surgió, por último, de este erotismo filosófico de Platón? Una nueva modalidad artística del agon heleno, la dialéctica. Para terminar, recordaré, en oposición a Schopenhauer y en honor de Platón, que también toda la cultura y literatura superiores de la Francia clásica han nacido en el suelo del interés sexual. Cabe buscar en ellas por doquier la galantería, los sentidos, la rivalidad sexual, la "mujer"; no se buscará nunca en vano... L'art pour l'art. La lucha por el fin en el arte es siempre la lucha contra la tendencia a la moralización en el arte, contra su subordinación a la moral. L'art pour l'art quiere decir: "¡que se vaya al diablo la moral!" Mas aun esta hostilidad revela el imperio del prejuicio. Una vez excluido del arte el fin de la moralización y del perfeccionamiento de los hombres, no por eso el arte carece necesariamente de fin, meta y sentido y es necesariamente l'art pour l'art-un gusano que se muerde la cola. "¡Ni fin moral, ni fin alguno!'-, así habla la pura pasión. El sicólogo, en cambio, pregunta: ¿qué hace todo arte?, ¿no elogia?, ¿no exalta?, ¿no escoge?, ¿no destaca? Con todo esto, robustece o debilita determinadas valoraciones... ¿Se trata tan sólo de una cosa accidental?, ¿de una casualidad?, ¿de algo en que el instinto del artista no interviene para nada? ¿O bien de la idea del poder del artista?... El instinto más profundo del artista, ¿tiende al arte?, ¿no tiende al sentido del arte, a la vida?, ¿a un ideal de vida? Si el arte es la gran incitación a la vida, ¿cómo considerarlo carente de fin y meta, de acuerdo con l'art pour l'art? Sigue entonces en pie este interrogante: el arte plasma también muchas cosas feas, duras y problemáticas de la vida. ¿Se aparta de ella? Y, en efecto, ha habido filósofos que le daban este sentido. Schopenhauer enseñaba como propósito total del arte: "liberarse de la voluntad", y ensalzaba "inducir a la resignación" como la gran utilidad de la tragedia. Pero esto, según ya lo di a entender, es óptica de pesimista y "mal de ojo"; hay que apelar a los artistas mismos. ¿Qué comunica el artista trágico de su intimidad? ¿No exhibe él precisamente el estado exento de miedo ante lo pavoroso y problemático? En este estado es una aspiración elevada; quien lo conoce le rinde los máximos honores. Lo comunica, no puede por menos de comunicarlo, siempre que sea un artista, un genio de la comunicación. La valentía y libertad del sentimiento ante un enemigo poderoso, ante una sublime desventura, ante un problema que sobrecoge; este estado triunfante es el que elige y exalta el artista trágico. Ante la tragedia, lo que hay de guerrero en nuestra alma celebra sus saturnales; quien está acostumbrado a sufrir y va en procura del sufrimiento, el hombre heroico, con la tragedia ensalza su existencia; únicamente a él sirve lo trágico la bebida de esta dulcísima crueldad. Conformarse con los hombres, tener casa abierta con su corazón es liberal, pero nada más que liberal. Los corazones capaces de la hospitalidad aristocrática se los reconoce por las muchas ventanas cubiertas y postigos cerrados; tienen desocupadas sus mejores estancias. ¿Por qué? Porque esperan a huéspedes con los que uno no "se conforma"... Al cristianismo no se le debe adornar ni engalanar: él ha hecho una guerra a muerte a ese tipo superior de hombre, él ha proscrito todos los instintos fundamentales de ese tipo, él ha extraído de esos instintos por destilación, el mal, el hombre malvado, - el hombre fuerte considerado como hombre típicamente reprobable, como "hombre réprobo". El cristianismo ha tomado, partido por todo lo débil, bajo malogrado, ha hecho un ideal de la contradicción a los instintos de conservación de la vida fuerte; ha corrompido la razón incluso de las naturalezas dotadas de máxima fortaleza espiritual al enseñar a sentir como pecaminosos, como descarriadores, como tentaciones, los valores supremos de la espiritualidad. ¡El ejemplo más deplorable - la corrupción de Pascal, el cual creía en la corrupción de su razón por el pecado original, siendo así que sólo estaba corrompida por su cristianismo! Entre alemanes se me comprende en seguida cuando yo digo que la filosofía está corrompida por sangre de teólogos. El párroco protestante es el abuelo de la filosofía alemana, el protestantismo mismo, su peccatum originale. Definición del protestantismo: la hemiplejía del cristianismo - y de la razón... Basta pronunciar la palabra "Seminario [Stift] de Tübinger" para comprender qué es en el fondo la filosofía alemana - una filosofía artera... Los suabos son los mejores mentirosos en Alemania, mienten inocentemente... ¿A qué se debió el júbilo que, al aparecer Kant, recorrió el mundo de los doctos alemanes, compuesto en sus tres cuartas partes por hijos de párrocos y de maestros -, a qué el convencimiento alemán, que aún hoy sigue encontrando eco, de que con Kant comienza un giro hacia algo mejor? El instinto de teólogo existente en el docto alemán adivinó qué es lo que, a partir de ese momento, volvía a ser posible... Un camino fortuito hacia el viejo ideal quedaba abierto, el concepto "mundo verdadero", el concepto de la moral como esencia del mundo (- ¡los dos errores más malignos que existen!) volvían a ser ahora, gracias a un escepticismo ladinamente inteligente, si no demostrables, tampoco ya refutables... La razón, el derecho de la razón no llega tan lejos... Se había hecho de la realidad una "apariencia"; y se había hecho de un mundo completamente mentido, el de lo que es, la realidad. El éxito de Kant es meramente un éxito de teólogos: Kant fue, lo mismo que Lutero, lo mismo que Leibniz, una rémora más en la honestidad alemana, nada firme de suyo
Ir de candelabro.
Tercera fase: El capitalista retorna al mercado como vendedor, sus mercancías se convierten en dinero; recorren el acto de circulación M - D. Madrid scorts Sin embargo, Storch se olvida de decirnos cómo puede coordinarse la existencia de este capital constante con el análisis del precio que él toma de A. Smith según el cual el valor de la mercancía sólo encierra el salario y la plusvalía, sin contener capital constante alguno. Sólo a través de Say se da cuenta de que este análisis del precio conduce a resultados absurdos, y las últimas palabras que él mismo escribe acerca de esto rezan así: "que es imposible descomponer el precio necesario en sus elementos más simples" (Storch, Cours d'Economie Politique, Petersburgo, 1815, II, p. 141). Scorts se interrumpe en P, donde las mercancías T y Mp, compradas en el mercado, se consumen como los elementos materiales y el valor del capital productivo; el producto de este consumo es una nueva mercancía, M´, transformada en cuanto a materia y en cuanto a valor. El proceso de circulación interrumpido, D-M, necesita ser complementado por el proceso M-D. Pero, como exponente de esta segunda y definitiva fase de la circulación, aparece M', una mercancía diferente en cuanto a la materia y en cuanto a valor de la primera, M. Por tanto, la serie de la circulación puede representarse así: 1) D-M1; 2) M'2-D', donde, en la segunda fase, la primera mercancía, M'1, es sustituida por otra, M'2, de valor superior y de forma útil distinta durante la interrupción determinada por la función de P, o sea, la producción de M' con los elementos de M, modalidades del capital productivo P. En cambio, la primera forma en que se nos manifestaba el capital (libro I, cap. IV, 1, pp. 110 118), D-M-D' (descompuesta así: 1) D-M1; 2) M1-D'), nos presenta dos veces la misma mercancía. Es, ambas veces, la misma mercancía, en la que se convierte el dinero en la primera fase y que en la segunda fase vuelve a convertirse en una cantidad mayor de dinero. A pesar de esta diferencia esencial, ambas circulaciones tienen de común el que en su primera fase el dinero se convierte en mercancía y en la segunda fase la mercancía en dinero, con lo cual el dinero invertido en la primera fase revierte, por tanto, en la segunda. De una parte, tienen de común esta reversión del dinero a su punto de partida; de otra parte, las identifica también el excedente de dinero que revierte sobre el dinero anticipado. En este sentido, la fórmula D-M... M'-D' se contiene también en la fórmula general D-M-D'. http://www.girlsbcn.com.es Por tanto, durante el ciclo anual de rotación aparecerá siempre en forma de capital disponible una parte muy considerable del capital circulante de la sociedad recuperado varias veces en el transcurso del año. Barcelona relax
Moral para médicos. El enfermo es un parásito de la sociedad. En un determinado estado resulta inde­cente seguir con vida. Debiera sentir la sociedad un desprecio profundo por quien arrastra una existencia precaria en cobarde dependencia de médicos y prac­ticantes, una vez perdido el sentido de la vida, el dere­cho a la vida. Los médicos, por su parte, debieran ser los agentes de este desprecio, procurando en vez de recetas una renovada dosis de asco a su pacien­te... Hay que crear una responsabilidad nueva, la del médico, para todos los casos en que el interés supre­mo de la vida, de la vida ascendente, exige la repre­sión implacable de la vida degenerada; por ejemplo, respecto al' derecho a la procreación, al derecho de nacer, al derecho de vivir... Morir de una muerte or­gulIosa, cuando ya no es posible vivir una vida orgu­llosa. Optar por la muerte espontánea y oportuna, con­sumada con claridad y alegría, rodeado de hijos y testigos, de suerte que es todavía posible una verda­dera despedida donde está todavía ahí el que se des­pide, así como una verdadera apreciación de lo rea­lizado y lo intentado, un balance de la vida, en opo­sición a la miserable y pavorosa farsa en que el cristianismo ha convertido la hora postrera. ¡No de­biera perdonarse jamás al cristianismo haber abusa­do de la debilidad del moribundo para hacer violencia a la conciencia, de la forma de la muerte para valorar al hombre y su pasado! En este punto, frente a todas las cobardías del prejuicio, corresponde establecer, ante todo, la apreciación correcta, esto es, fisiológica, de la llamada muerte natural, que a su vez no es, en definitiva, sino una muerte "antinatural", un sui­cidio. Nadie muere por culpa ajena, sino únicamente por culpa propia. Sólo que ella es la muerte que se produce en las circunstancias más despreciables: una muerte impuesta, a destiempo, una muerte cobarde. Por amor a la vida se debiera procurar una muerte diferente: libre, consciente, sin contingencia ni coer­ción... Por último, he aquí un consejo dirigido a los señores pesimistas y demás décadents. No está en nuestro poder no nacer, pero sí nos es dable subsanar lo que a veces resulta efectivamente un defecto. Quien se elimina realiza algo respetable; quien hace esto, casi merece vivir... La sociedad, ¡qué digo!, la vida misma se beneficia con semejante gesto más que con cualquier "vida" vivida con resignación, anemia y otras virtudes; se ha quitado de la vista de los de­más, convirtiéndose en una objeción a la vida... El pesimismo pur, vert, sólo queda probado por la auto­rrefutación de los señores pesimistas; hay que avan­zar un paso más en su lógica, negar la vida no sólo con "voluntad y representación", como lo hizo Scho­penhauer, sino negando primero a Schopenhauer... El pesimismo, dicho sea de paso, a pesar de ser conta­gioso, no acrecienta la morbosidad de una época, de una raza, en su conjunto; es la expresión de la misma. Se cae en él como en el cólera, que sólo ataca al que está predispuesto. El pesimismo no aumenta el núme­ro de los décadents; recuérdense también las estadís­ticas según las cuales los años en que causa estragos el cólera no se diferencian de los otros años respecto al número total de fallecimientos. Madrid escorts Los resultados inseguros de estos trabajosos cálculos llevaron a Marx a atribuir una importancia desmesurada a un factor que realmente -al menos, así lo considero yo- presenta poco interés. Me refiero a lo que él llama la "disponibilidad" del capital-dinero. Los verdaderos términos del problema, arrancado de las premisas interiormente establecidas, son los siguientes: valencia saunas Hasta ahora la historia de los ideales ha sido la partie honteuse del hombre; hay que procurar no leer en ella demasiado tiempo. Lo que justifica al hombre es su realidad; ésta lo justificará eternamente. ¿Cuán­to más vale el hombre real` en comparación con cual­quier hombre tan sólo deseado, soñado, inventado y mentido?, ¿con cualquier hombre ideal? Sólo por ello el hombre ideal repugna al filósofo. Barcelona relax Finalmente, por lo que se refiere a la plusvalía, ésta es también igual a una parte del nuevo producto-oro lanzada a la circulación en cada nuevo período de rotación, para invertirse -según la hipótesis de que partimos- improductivamente, en pago de medios de subsistencia y de artículos de lujo. Escort independiente de lujo en Madrid En primer lugar, el capital-dinero adicional necesario para la función del capital productivo creciente es suministrado por la parte de la plusvalía realizada lanzada a la circulación por los capitalistas como capital-dinero, en vez de ser puesta en circulación como forma-dinero de la renta. El dinero se halla ya en manos de los capitalistas. Lo único que difiere es su empleo. Escortservice Madrid El único progreso que representa A. Smith consiste en la genera­lización de las categorías. Este economista hace extensivo a todas las formas del capital productivo lo que los fisiócratas referían a una forma especifica del capital, al capital del arrendatario. Es natural, pues, que la distinción entre la rotación anual y la rotación en varios años procedente de la agricultura, ceda el puesto a la distinción general entre rotaciones de distintos períodos, de tal modo que una rotación del capital fijo abarque siempre más que una rotación del capital circulante, cualquiera que sea la duración en el tiempo de estas rotaciones del capital circulante, anual o de más o menos de un año. De este modo, los avances annuelles se convierten, para A. Smith, en capital circulante y los avances primitives en capital fijo. Pero esta generalización de las categorías es el único progreso que él aporta. Su argumentación es muy inferior a la de Quesnay. sexshop españa
El proceso de producción finaliza en la mercancía. El hecho de haberse invertido en su producción fuerza de trabajo aparece ahora como una cualidad material de la mercancía: la cualidad de poseer valor; la magnitud de este valor se mide por la magnitud del trabajo invertido en ella; a esto se reduce el valor de las mercancías y en esto y exclusivamente en esto consiste. Si trazamos una línea recta de una determinada magnitud, "producimos" (de un modo meramente simbólico, claro está, cosa que desde luego sabemos) en primer lugar, por la naturaleza del trazado, ejecutado con arreglo a ciertas reglas (leyes) independientes de nuestra voluntad, una línea recta. Si dividimos esta línea en tres segmentos (que, a su vez, pueden responder a determinado problema), cada uno de estos tres trozos seguirá siendo una línea recta, y la línea entera de la que forman parte no se distinguirá en nada, por esta división, de lo que es una línea recta, para convertirse, por ejemplo, en una curva de cualquier clase. Ni podemos tampoco dividir una línea de una magnitud dada de tal modo, que la suma de estas partes sea mayor que la misma línea indivisa: a su vez, la magnitud de ésta no se halla tampoco determinada por las magnitudes de las líneas parciales, cualquiera que sea el modo cómo de determinen. Por el contrario, son las magnitudes relativas de éstas las que se hallan circunscritas de antemano por los límites de la línea de que forman parte. sado erotico barcelona Desde un punto de vista social, es cierto que los elementos del capital-mercancías consisten en productos que sólo pueden servir como medios de trabajo y que acaban funcionando siempre -si no se producen estérilmente, sí no son invendibles- como medios de tra­bajo; es decir, a base de la producción capitalista, cuando dejen de ser mercancías, tienen que convertirse tarde o temprano, de ele­mentos potenciales en elementos reales de la parte fija del capital productivo social. Sexo profesional Barcelona
Quedarle a uno tres neuronas.
Así, por ejemplo, si con los medios de transporte antiguos el algodón, el carbón, etc., tardan 3 semanas en llegar a su fuente de producción, o de sus depósitos hasta el centro de producción del capitalista X, es indudable que el mínimum de la reserva de producción de X hasta la llegada de nuevas reservas, deberá durar por lo menos 3 semanas. Mientras se hallen en camino, el algodón y el carbón no pueden ser útiles como medios de producción. Durante ese tiempo son, simplemente, objeto de trabajo de la industria del transporte y del capital invertido en ella, y para el productor de carbón y el vendedor de algodón capital-mercancías en estado de circulación. Supongamos que, al mejorarse los transportes, se reduzca la duración del viaje a 2 semanas. Esto permitirá reducir en la misma proporción, de 3 semanas a 2, la reserva de producción necesaria. De este modo, quedará disponible el capital adicional de 80 libras esterlinas desembolsado con este fin, y también el capital adicional de 20 libras para salarios, ya que el capital de 600 libras refluirá ahora una semana antes. barcelona acompañante Aquí no es necesario que entremos a examinar a fondo lo que se refiere a la formación originaria de un tesoro de dinero en un país y a su apropiación por unos cuantos. girls bcn en catala 2) Una subida parcial o local de los salarios -es decir, una subida que sólo afecta a determinadas ramas concretas de producción- puede traducirse en un alza local de precios de los productos de estas ramas. Pero incluso esto depende de una serie de circunstancias. Por ejemplo, de que no se hagan descender en proporciones normales los salarios y de que, por tanto, la cuota de ganancia no sea anormalmente alta, de que el mercado para estas mercancías no se restrinja a consecuencia de la subida de precios (de que, por consiguiente, la subida de precios no haga necesaria una contracción previa de la demanda), etcétera. Escorts Y si el "Réglement organique" de los principados del Danubio es una expresión positiva del hambre insaciable de trabajo excedente, sancionada en cada uno de sus artículos, los Factory -Acts ingleses son una expresión negativa del mismo fenómeno. Estas leyes fabriles vienen a poner un freno a la avidez del capital, a su codicia de explotar sin medida la fuerza de trabajo, limitando coactivamente la jornada de trabajo por imperio del Estado, por imperio de un Estado gobernado por capitalistas y terratenientes. Prescindiendo del movimiento obrero, cada día más fuerte y amenazador, esta traba puesta al trabajo fabril fue dictada por la misma necesidad que trajo el guano a las tierras inglesas. La misma codicia ciega que en un caso agotó la sustancia de la tierra, atentó en el otro contra las raíces de la fuerza vital de la nación. De ello son síntomas tan elocuentes las epidemias periódicas como el descenso de la talla de los soldados en Alemania y en Francia.13 videos de playmates Puede ocurrir que el precio del trabajo continúe subiendo, porque su alza no estorbe los progresos de la acumulación; esto no tiene nada de maravilloso, pues, como dice A. Smith, "aunque la ganancia disminuya los capitales pueden seguir creciendo, y crecer incluso más rápidamente que antes... En general, los grandes capitales crecen, aun siendo la ganancia más pequeña, con más rapidez que los capitales pequeños con grandes ganancias." (Wealth of Nations, II, p. 189 [t. I, pp. 217s.]). En estas condiciones, es evidente que la reducción del trabajo no retribuido no estorba en lo más mínimo la expansión del imperio del capital. El otro término de la alternativa es que la acumulación se amortigüe al subir el precio del trabajo, si esto embota el aguijón de la ganancia. La acumulación disminuye, pero, al disminuir, desaparece la causa de su disminución, o sea, la desproporción entre el capital y la fuerza de trabajo explotable. Es decir, que el propio mecanismo del proceso de producción capitalista se encarga de vencer los obstáculos pasajeros que él mismo crea. El precio del trabajo vuelve a descender al nivel que corresponde a las necesidades de explotación del capital, nivel que puede ser inferior, superior o igual al que se reputaba normal antes de producirse la subida de los salarios. Como se ve, en el primer caso no es el descenso operado en el crecimiento absoluto o proporcional de la fuerza de trabajo o de la población obrera el que hace que sobre capital, sino que, por el contrario, el incremento del capital hace que sea insuficiente la fuerza de trabajo explotable. Y, en el segundo caso, la insuficiencia del capital no se debe al descenso operado en el crecimiento absoluto o proporcional de la fuerza de trabajo o población obrera, sino que es, por el contrario, la disminución del capital la que crea un remanente de fuerza de trabajo explotable o, mejor dicho, la que hace excesivo su precio. Son estas variaciones absolutas en la acumulación del capital las que se reflejan como variaciones relativas en la masa de la fuerza de trabajo explotable, lo que induce a creer que se deben a las oscilaciones propias de ésta. Para decirlo en términos matemáticos: la magnitud de la acumulación es la variable independiente, la magnitud del salario la variable dependiente, y no a la inversa. Así, en las fases de crisis del ciclo industrial, el descenso general que se opera en los precios de las mercancías se traduce en un alza del valor relativo del dinero, y, viceversa, la baja del valor relativo del dinero que se advierte en las tases de prosperidad no es más que el reflejo del alza general de los precios de las mercancías. La llamada escuela de la currency deduce de aquí que cuando rigen precios altos circula mucho dinero, y cuando rigen precios bajos, poco. Su ignorancia y total desconocimiento de los hechos8 encuentran un digno paralelo en los economistas que interpretan aquellos fenómenos de la acumulación diciendo que en un caso faltan obreros y en el otro sobran. prostitutas marbella Pero, además del desgaste material, toda máquina se halla sujeta a lo que podemos llamar desgaste moral. Las máquinas pierden en valor de cambio en la medida en que pueden reproducirse máquinas de la misma construcción a un precio más barato o construirse otras mejores que les hagan la competencia.61 Tanto en uno como en otro caso, el valor de una máquina, por nueva y fuerte que sea todavía, no se determina ya por el tiempo de trabajo efectivamente materializado en ella, sino por el tiempo de trabajo necesario para reproducirla o para reproducir otra máquina mejor. Es decir, que la máquina queda más o menos depreciada. Cuanto más corto sea el período durante el cual se reproduzca su valor total, menor será el riesgo de desgaste moral, y cuanto más larga sea la jornada de trabajo, más corto será aquel período. Al implantarse la maquinaria en una rama cualquiera de producción, se ponen en práctica, uno tras otro, toda una serie de métodos nuevos para conseguir su reproducción en condiciones de mayor baratura,62 y toda una serie de reformas, que no afectan solamente a piezas o aparatos sueltos, sino a su construcción en bloque. Por eso es durante el primer período de su vida cuando este motivo especial de prolongación de la jornada de trabajo actúa de un modo más agudo.63 masajista barcelona Lo que distingue al poseedor de una mercancía de ésta es el hecho de que para ella toda otra mercancía material no es más que la forma en que se manifiesta su propio valor. Igualitaria y cínica por naturaleza, la mercancía está siempre dispuesta a cambiar, no ya el alma, sino también el cuerpo por cualquier otra, aunque tenga tan pocos atractivos como Maritornes. Esta indiferencia de la mercancía respecto a lo que hay de concreto en la materialidad cor­pórea de otra, la suple su poseedor con sus cinco y más sentidos. Para él, su mercancía no tiene un valor de uso inmediato. De otro modo, no acudiría con ella al mercado. Tiene únicamente un valor de uso para otros. Para él, no tiene más valor directo de uso que el de ser encarnación de valor de cambio, y por tanto medio de cambio.3 Por eso está dispuesto siempre a desprenderse de ella a cambio de otras mercancías cuyo valor de uso le satisface. Todas las mer­cancías son para su poseedor no-valores de uso y valores de uso para los no poseedores. He aquí por qué unos y otros tienen que darse constantemente la mano. Este apretón de manos forma el cambio, el cual versa sobre valores que se cruzan y se realizan como tales valores. Por tanto, las mercancías tienen necesariamente que realizarse como valores antes de poder realizarse como valores de uso.


La época inmediatamente anterior a la abolición de las leyes cerealistas alumbró con nuevos destellos la situación de los obreros del campo. Por una parte, los agitadores burgueses estaban interesados en demostrar cuán poco protegian aquellas leyes protectoras a los verdaderos productores de trigo. De otro lado, la burguesia industrial se encabritaba de rabia al ver cómo los aristócratas de la tierra denunciaban los abusos fabriles, con qué afectada simpatía estos distinguidos haraganes corrompidos y desalmados se dolían de los sufrimientos de los obreros de las fábricas y con qué "celo diplomático" abogaban por una legislación fabril. Hay un proverbio inglés que dice que cuando dos ladrones riñen siempre se sale ganando algo. Y en efecto, esta disputa ruidosa y apasionada entre las dos fracciones de la clase gobernante sobre cuál de las dos explotaba más desvergonzadamente a los trabajadores, contribuyó al alumbramiento de la verdad en ambos frentes. La aristocrática campaña filantrópica antifabril estaba capitaneada por el conde de Shaftesbury, alias lord Ashley. Por eso este personaje constituye, desde 1844 a 1845, un tema predilecto en las revelaciones del Morning Chronicle acerca de la situación de los obreros del campo. Este periódico, el órgano liberal más importante de la época, mandó a los distritos agrícolas enviados especiales, que no se contentaban, ni mucho menos, con descripciones generales y estadísticas, sino que, además, publicaban los nombres de las familias obreras investigadas y los de sus explotadores, los terratenientes. A continuación, reproducimos una lista de jornales correspondiente a tres aldeas de las inmediaciones de Blanford, Wimbourne y Poole. Las aldeas son propiedad de Mr. G. Bankes y del conde de Shaftesbury. relax españa 156 "Las clases de trabajo sujetas a la restricción se relacionaban con la elaboración de productos textiles con ayuda de la fuerza hidráulica y de vapor. Dos condiciones debía reunir un trabajo para gozar de la protección de los inspectores fabriles: aplicación de fuerza hidráulica o de vapor y elaboración de ciertas materias filamentosas que se enumeraban de un modo concreto." (Reports etc. for 31 st Oct. 1864, p. 8.) escort barcelona Estas consecuencias de la revolución agrícola, es decir, de la transformación de las tierras de labor en terrenos de pastos, del empleo de maquinaria, del rigurosísimo ahorro de trabajo, etc., se ven agudizadas todavía más por esos terratenientes modelo que, en vez de ir a gastarse alegremente sus rentas al extranjero, condes­cienden a instalarse a vivir en sus dominios irlandeses. Para que la ley de la oferta y la demanda no se sienta lesionada, estos caballeros cubren "ahora casi toda su demanda de trabajo con sus pequeños arrendatarios, quienes de este modo se ven obligados a matarse tra­bajando para sus terratenientes por un jornal, generalmente más reducido que el de los simples braceros, sin tener en cuenta las inco­modidades y las pérdidas que para ellos supone el tener que aban­donar sus propias tierras en las épocas de siembra o de recolección".138 servicios internet barcelona En la Concordia de Berlín, órgano de la Liga de fabricantes alemanes, apareció el 7 de marzo de 1872 un artículo sin firma titulado: "Cómo cita Carlos Marx." En este artículo se afirmaba, con gran derroche de indignación moral y gran abundancia de frases poco par­lamentarias, que la cita tomada del discurso pronunciado por Glads­tone el 16 de abril de 1863 en el debate sobre presupuestos (cita que figura en la alocución inaugural de la Asociación obrera internacional de 1864 y se repite en El Capital, I, cuarta edición, pp. 617 [y 671] de la tercera edición),14 era falsa. Según el articulista, la frase que dice: "Este embriagador incremento de poder y de riqueza... se cir­cunscribe por entero a las clases poseedoras", no aparece ni por asomo en la referencia taquigráfica (cuasi oficial) que el Hansard (XI) da del discurso. "Pero esta frase--dice el articulista--no figura para nada en el discurso de Gladstone. Lo que se dice allí es precisamente todo lo contrario." Y ahora, en cursiva: "Marx ha inventado, formal y materialmente, esta frase." artes graficas Después de convertirse las herramientas de instrumentos del organismo humano en instrumentos de un aparato mecánico -la máquina-herramienta-, la máquina motriz reviste una forma sustantiva, totalmente emancipada de las trabas con que tropieza la fuerza humana. Con esto, la máquina-herramienta que hemos venido estudiando hasta aquí y que era una máquina aislada, se reduce a un simple elemento de la producción a base de maquinaria. Ahora, una sola máquina motriz puede accionar muchas máquinas de trabajo al mismo tiempo. Y, al multiplicarse las máquinas de trabajo accionadas simultáneamente, crece la máquina motriz y se desarrolla el mecanismo de trasmisión, convirtiéndose en un aparato voluminoso. bares de copas en lleida Bajo el tropel de los diversos valores de uso o mercancías, desfila ante nosotros un conjunto de. trabajos útiles no menos variados, trabajos que difieren unos de otros en género, especie, familia, subes­pecie y variedad: es la división social del trabajo, condición de vida de la producción de mercancías, aunque, ésta no lo sea, a su vez, de la división social del trabajo. Así, por ejemplo, la comunidad de la India antigua, supone una división social del trabajo, a pesar de lo cual los productos no se convierten allí en mercancías. 0, para poner otro ejemplo más cercano a nosotros: en toda fábrica reina una división sistemática del trabajo, pero esta división no se basa en el hecho de que los obreros cambien entre sí sus productos indi­viduales. Sólo los productos de trabajos privados independientes los unos de los otros pueden revestir en sus relaciones mutuas el carácter de mercancías. guia ocio girona Al generalizarse la maquinaria en una rama de producción, el valor social del producto elaborado por medio de máquinas desciende al nivel de su valor individual y se impone la ley de que la plusvalía no brota de las fuerzas de trabajo que el capitalista suple por medio de la máquina, sino de aquellas que la atienden. La plusvalía sólo nace de la parte variable del capital, y ya sabemos que la masa de plusvalía está determinada por dos factores: la cuota de plusvalía y el número de obreros simultáneamente empleados. Dada la duración de la jornada de trabajo, la cuota de plusvalía depende de la proporción en que la jornada de trabajo se descompone en trabajo necesario y trabajo excedente. A su vez, el número de obreros simultáneamente empleados depende de la proporción entre el capital variable y el constante. Ahora bien, es evidente que el empleo de máquinas, cualquiera que sea la medida en que, intensificando la fuerza productiva del trabajo prolongue el trabajo excedente a costa del trabajo necesario, sólo consigue este resultado disminuyendo el número de los obreros colocados por un determinado capital. Convierte una parte del capital que venia siendo variable, es decir, que venía invirtiéndose en fuerza de trabajo viva, en maquinaria, o, lo que tanto vale, en capital constante que, por serlo, no rinde plusvalía. De dos obreros, por ejemplo, no podrá sacarse jamás tanta plusvalía como de 24. Aunque cada uno de estos 24 obreros sólo aporte una hora de trabajo excedente de las 12 de la jornada, todos ellos juntos aportarán 24 horas de trabajo excedente, es decir, el mismo número de horas a que asciende el trabajo total de los dos obreros. Como se ve, la aplicación de maquinaria para la producción de plusvalía adolece de una contradicción inmanente, puesto que de los dos factores de la plusvalía que supone un capital de magnitud dada, uno de ellos, la cuota de plusvalía, sólo aumenta a fuerza de disminuir el otro, el número de obreros. Esta contradicción inmanente se manifiesta tan pronto como, al generalizarse el empleo de la maquinaria en una rama industrial, el valor de las mercancías producidas mecánicamente se convierte en valor social regulador de todas las mercancías del mismo género; y esta contradicción es la que empuja, a su vez, al capital, sin que él mismo lo sepa,68 a prolongar violentamente la jornada de trabajo, para compensar la disminución del número proporcional de obreros explotados con el aumento, no sólo del trabajo excedente relativo, sino también del trabajo excedente absoluto. wmailbox.com 62 "Parece natural - declara un fabricante de acero que utiliza el trabajo nocturno de los niños - que los muchachos que trabajan por la noche no duerman de día. y jueguen y corran de un lado para otro." L. c. Fourth Rep. 63. p. XIII. Refiriéndose a la importancia de la luz del sol para la salud y desarrollo del cuerpo, dice un médico: "La luz influye también directamente sobre los tejidos, dándoles dureza y elasticidad. Los músculos de los animales, cuando no absorben la cantidad normal de luz, se vuelven esponjosos y poco elásticos. la fuerza nerviosa pierde su tensión por falta de estímulos, y todo lo que se está desarrollando se hace raquítico En los niños, es absolutamente necesario para la salud el contacto con la luz del día, en abundante cantidad. y con los rayos directos del sol, durante una parte del día. La luz ayuda a transformar las comidas en sangre sana y plástica, y endurece las fibras, una vez formadas. Actúa. además. como excitante sobre los órganos de la vista, provocando así una mayor actividad en distintas funciones cerebrales." Mr. W. Strange, médico mayor del "Hospital General" de Worcester, de cuya obra sobre "La Salud" (1864) tomamos el pasaje anterior. escribe, en una carta a uno de los comisarios investigadores, Mr. White: 'En Lancasbire, he tenido hace tiempo ocasión de observar los efectos que ejerce el trabajo nocturno sobre los niños empleados en las fábricas y, contra lo que suelen asegurar algunos patronos, declaro resueltamente que la salud de los niños salía rápidamente quebrantada." (L. c. 284, p. 55.) El hecho de que estos temas puedan suscitar una controversia seria demuestra mejor que nada cómo influye sobre las funciones cerebrales de los capitalistas y de tus retainers el régimen de producción del capitalismo.

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